A partir de la crisis de 1929, el mundo se transformó, y dio lugar al pesimismo y lo que es peor, en una época de precariedad e incluso de hambruna. Muchas personas perdieron sus puestos de trabajo, sus empresas quebrarón y gobiernos enteros fueron derrotados en las urnas. Lo cual llevo a tal falta de confianza sobre los estados democráticos, los cuales no pudieron solucionar los problemas económicos que sus ciudadanos estaban sufriendo. Esto llevó a que aparecieran nuevas alternativas extremas, de signo comunista y fascista, que prometía soluciones rápidas a base de culpabilizar a una parte de la población, que siendo culpable o no, fue el pretexto ideal para hacerse con el poder. Lo malo, es que funcionaron al tener unos resultados espectaculares en un plazo corto de tiempo, porque como todos sabemos, desembocó en una terrible guerra.
En la actualidad, la crisis que padecemos tiene muchas similitudes con la de 29, pero no solo en las cuestiones técnicas económicas, sino también en las sociales. La población esta cada vez más empobrecida y las diferencias sociales son más acusadas, dónde se le exige todo el sacrificio a los mismos. Y poco a poco la población empieza a impacientarse porque ve muchos sacrificios, ninguna solución, y sobre todo que los responsables de la situación, no ha respondido, ni políticamente, ni socialmente, y sobre todo, judicialmente.
Esto conlleva una debilidad de las democracias, no solo en dar soluciones, sino que no han impedido que esto sucediera al flexibilizar los controles ante los abusos que se estaban cometiendo, a la vez que unos pocos estaban enriqueciéndose.
Solo podrá ser cuestión de tiempo que vuelvan a aparecer salvadores que prometan cualquier cosa y que culpabilicen a algunos cabezas de turco para hacerse con el poder. Es volver al pasado, porque están ocurriendo las mismas situaciones.
Entendamos que las clases medias habíamos llegado a tener un gran estado de bienestar, y de pronto nos vemos abocados a un trabajo cada vez más escaso, peor remunerado y un futuro cada vez más negro para las generaciones futuras. Por lo que la aparición de nuevas alternativas que prometan devolver esos derechos que tanto costo tener y heredar, vuelvan otra vez a sus dueños.
Ya se están dando casos de nuevos grupos neonazis en Alemania, en algunos países de este de Europa, países populistas en América Latina, la primavera árabe (con el fanatismo islamista al fondo), y otros movimientos que nos podríamos encontrar, como una vuelta al comunismo de algunos países que abrazaban ese sistema, que se ven cada día más empobrecidos.
Al final, el resurgimiento de regímenes dictatoriales, extremismos y fanatismos que rozan en la locura total, es el reflejo de la decadencia del sistema democrático, el cual no ha sabido defender a la población, y sobre todo ofrecerles un futuro muy poco alentador. Y es posible, como muchas veces hemos visto en la historia de humanidad, que aquellos que no aprenden de sus errores, están condenados a repetirlos....