Todos sabemos las últimas noticias que hablan del cierre de varias embotelladoras en
España por parte de la gran multinacional norteamericana, y sobre todo de la gran reacción de los medios, tanto tradicionales, como
digitales. Donde el rechazo ha sido mayúsculo por parte de la sociedad, la cual no entiende que una empresa tan
rentable, tenga que tomar unas medidas tan impopulares.
Sin embargo, este tipo de decisiones no son, por desgracia, nada nuevas, porque se ha
convertido en algo habitual que empresas con una buena trayectoria, incluso con altos índices de rentabilidad,
hayan trasladado las mismas a otros
países cuyos costes son más bajos, y por lo tanto, más rentables a corto plazo.
Sin duda, no es una decisión errónea desde un punto de vista financiero a corto
plazo, pero las consecuencias en el mercado de origen, pueden ser nefastas a medio y a largo. Ya que la ganancia
contable, repercute en una pérdida de
imagen y de confianza en los consumidores.
Sobre todo cuando vivimos en una sociedad que vive bajo la esclavitud de la imagen, no
solo personal, sino empresarial. Algo
que cuesta mucho tiempo y esfuerzo
en conseguirse, pero que puede perderse en un instante. De ahí que una decisión
formulada desde un prisma financiero,
con modelos claramente cuantitativos,
se pierda la perspectiva cualitativa de
las reacciones del público en general, al que se tendrá que realizar las
correspondientes campañas para recuperar
ese terreno perdido, y no se sabe, si la ganancia conseguida en un primer
momento, compense ese esfuerzo que ha de
hacerse para recobrar la imagen perdida.
Porque hay empresas, como profesionales (actores, actrices, políticos, etc.), que son esclavos de su imagen pública, incluso
desde una perspectiva más irreal que real, no solo ha de ser un modelo, sino parecerlo. Son iconos en que muchas personas se
sienten identificadas. Son un símbolo
que demuestra un estilo de vida, una
forma de ver la realidad de una sociedad.
Por estos motivos, las decisiones y las
declaraciones (porque tan importante
es la decisión, sino la forma de transmitirla), lo que hace que el público
malinterprete la idea original, sea
legal o no, pero más importante es la moralidad que conlleva realizar
dichas acciones en un escenario tan
crispado.
No sabemos cuáles serán las repercusiones y el
resultado de esta decisión por parte de Coca Cola, si la pérdida de clientes pueda ser significativa. Pero jugar
con dos puntos de vista antagónicos (rentabilidad
financiera vs. rentabilidad de marca) puede llevar a un callejón sin
salida. No es lo mismo, unos fondos de
inmersión o una entidad financiera, que una multinacional que tiene unos valores
integrados en la sociedad…….
No hay comentarios:
Publicar un comentario