Cuando veíamos al pato Donald, siempre veíamos al tío Gilito, el gran millonario, que se tiraba desde un trampolín hacia una montón de dinero, como si de un
piscina se tratara. Es una imagen, que sobre todo comunicaba la opulencia, incluso la codicia humana, pero
sobre todo ostentación de poder.
Pero la similitud no queda
en una simple anécdota, la propia
economía en la cual nos manejamos todos, no es más que nuestras propias piscinas, cada una con su tamaño.
Algunas están rebosantes del agua, y
otras totalmente secas, y lo que es
peor, sin posibilidad de llenarse.
Lo ideal es una piscina
llena, con agua para poder bañarse tranquilamente, pero las piscinas económicas tienen un problema, pierden agua (gastos) y por ello necesitan
rellenarse (ingresos). El objetivo es conseguir el equilibrio entre las salidas y entradas, y es aquí donde surgen los
grandes inconvenientes, porque influyen demasiados
factores, los cuales son cambiantes, que hacen que dicho equilibrio no
siempre funcione. Hay circunstancias que
hacen que el agua se pierda con más rapidez (ocurre, por desgracia, con
mucha frecuencia) y la entrada del líquido elemento ni es el esperado, y para más desgracia, no llega en el momento oportuno.
Además, algunos tienen más agua para llenar sus piscinas que otros, incluso
retienen la misma, aunque les sobre para la piscina, sencillamente para diferenciarse de los demás, y sobre
todo, para estar muy seguros de que no les faltará nunca, aunque puedan llenar
muchas piscinas. Este problema lo tenemos desde
el comienzo de la humanidad.
Ahora bien, actualmente, la piscina de todos tiene un gran problema
(la actual crisis). Sencillamente, se
derrochó gran cantidad de agua e incongruentemente no se ha rellenando en misma proporción. Sale más agua de la que entra
porque en las piscinas particulares,
al no haber suficiente fluidez de agua, se
retiene o se evita que se pierda, porque
al entrar menos, se intenta que no se derroche.
Para empeorar más las cosas,
se necesita mucha cantidad de agua
para que se vuelva a los niveles
anteriores. Los gobiernos intentarán, a través de los impuestos conseguir esa agua, pero los ciudadanos, cada vez con
menos ingresos, no podrán hacer frente a
esa situación, y una de las razones está en que las empresas no quieren
desprenderse de sus excedentes de agua para seguir teniendo beneficios.
Se habla de que estamos en una recuperación económica, pero los
ciudadanos ven que sus piscinas siguen
igual o más vacías. Las grandes empresas se han acostumbrado a recibir más líquido que soltarlo. Por lo que
nos encontramos con una situación de
bloqueo, pues, como en la naturaleza, el
dinero y el agua no son inagotables y por el momento, no podemos, aunque alguno crea lo contrario,
inventárnoslo de la nada y engañarnos a nosotros mismos, tampoco nos llevaría a
ninguna parte..
Como
decía un anuncio de concienciación ciudadana: no solo debemos de ahorrar agua,
también hay que saberla repartir……..
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