miércoles, 29 de diciembre de 2021

Predicciones económicas para el 2022

 


Cuando uno piensa en el mañana, siempre mira al retrovisor, porque muchas veces, la experiencia nos dice que lo sucedido en el pasado, suele repetirse en el tiempo, como un patrón, un bucle, una estacionalidad, como ondas, que suben y bajan. Lo podemos ver en las crisis económicas, en las modas, en los conflictos armados, en las erupciones volcánicas, o en las caídas de meteoritos.

Sin embargo, estos ciclos, no siempre se cumplen, o son muy caprichosos, porque no cuadran los tiempos, u ocurren más temprano, o más tarde, como la pandemia que estamos sufriendo actualmente. Por eso, las predicciones o los profetas, en este caso económicos, jugamos con parámetros cada vez más inciertos, menos controlables, ya que, en los últimos tiempos, la incertidumbre lo ha abarcado todo, sin saber que pasará mañana o pasado.

Ahora bien, tenemos claro que existen tres frentes que no podemos dejar de ver, como la pandemia del COVID-19, la crisis energética, y los conflictos entre países, que ya no son estados pequeños, sino superpotencias que juegan con fuego, o de amago de contiendas, sin perder de vista la situación de España y Sudamérica, que también nos afecta directamente.

El virus, sigue adelante, a veces nos da más sustos, y otras parece algo dormido, pero siempre está ahí. Ahora, está mutando en varias variables, algunas más contagiosas, pero menos letales, ya que nos quiere para reproducirse. En mi opinión es el peligro de que nos llegue una gran mutación, al estar en contacto con tantas personas, con tantas variables activas, además del intercambio hombre-animal, lo cual puede volver a producirse, o a referirse, en un pequeño espacio de tiempo. Esperemos que no sea letal, o por lo menos, no afecta tanto a la economía mundial. Pero tenemos que prepararnos para futuras pandemias, porque el estilo de vida que llevamos es propenso a nuevos virus, sean naturales o no. Aprendamos de esta experiencia, para un futuro, que me parece que volveremos a padecer sucesos de esta índole.

Por si fuera poco, los carburantes y la energía, han experimentado una subida considerable, en gran parte por las tensiones geopolíticas, de ciertos estados que han visto la posibilidad de chantajear a países desarrollados, los cuales no han pensado en su independencia energética, dedicándose a las energías renovables, olvidándose de otras alternativas más contaminantes. El problema ha surgido cuando la demanda ha superado la oferta, y se ha tenido que acudir a terceros países que suministren gas, petróleo y carbón, los cuales han aprovechado la oportunidad para encarecer los precios, lo que ha conllevado a una inflación preocupante, en todo el mundo, pero sobre todo en Europa. Y creo que el próximo año, esto se agravará, porque ya hemos demostrado nuestra debilidad en este aspecto, y seguirán aumentado los precios, a no ser que aparezca otra nueva fuente de energía, y no creo que eso ocurra a corto plazo. Además, de eso, la escasez de suministros, con la pandemia, se está preparando una crisis económica colosal, la cual puede llevar a una situación parecida a la del 29, la cual derivo en un gran conflicto armado global. Y viendo la situación geopolítica actual, no es descartable, pues la chispa puede saltar en cualquier momento.

A esto, lo trasladamos a dos puntos calientes, como una posible contienda entre Ucrania y Rusia, por un lado, y la de Taiwán contra China, pues tenemos el plato servido de un conflicto a escala planetaria, ya que Estados Unidos, y Europa, apoyan a ucranianos y taiwaneses. Esperemos que la sangre no llegue al rio, pero con estado de ansiedad en que está sumergido el mundo, por culpa de la pandemia y de la economía, cualquier hecho aislado puede llevar al desastre, sobre todo si los dirigentes actuales no tienen la suficiente sangre fría. Esto sin olvidarnos del estado islámico y los talibanes, que pueden volver a realizar atentados en cualquier lugar del mundo. Esperemos que las fuerzas de seguridad estén atentas ante esta amenaza, que puede perjudicar, más aún si cabe, la economía de los países.

 El mundo latino, no lo puedo ver con optimismo, ya que veo que la deuda no hace más que aumentar, por políticos más preocupados por su futuro, que el futuro de sus propios países. Sobre todo, que, si ya había diferencias sociales, y mucha pobreza, el virus ha agravado aún más la situación, pero sin una política de emprendimiento, de que clase media cree riqueza, el circulo vicioso será interminable, infinito.  En España que se han aprobado unos presupuestos alejados de la realidad, con un gasto público debocado, con un país que ha de cambiar toda su forma de trabajar, copiando los horarios europeos, involucrando a los agentes sociales a ser más competitivos, tanto con Europa, como del resto del mundo. Sin embargo, no veo al español medio con ganas de cambiar, pero los datos van a ser claros que la salida está en crear nuevas empresas, nuevos negocios, nuevos sistemas económicos, que el mundo ya está trabajando en ello. No podemos perder la oportunidad de no subirnos al carro con los fondos europeos, para mimetizarnos con los países del norte. Aunque, viendo la situación política, con tanta radicalización y una potente división territorial del país, será algo complicado.

Veremos como discurren los acontecimientos, porque ya nos son solo retos, sino obligaciones, que todos hemos de cumplir, tanto los que gobiernan, como los gobernados. Deseo que para el 2022, reine la mesura en las decisiones de los lideres mundiales.  Probablemente lo pasemos algo mal, pero que nos sirva de trampolín de futuros años de bonanza. Porque si seguimos haciendo las cosas igual vamos a tener siempre los mismos resultados.


miércoles, 1 de diciembre de 2021

El SUPERVIRUS

 


Cuando uno se pone enfermo, puede ser por varias causas, por distintas razones, normalmente son por causas naturales. Sin embargo, los enemigos más terribles son aquellos que no podemos ver, que no podemos percibir o en ocasiones no queremos darnos cuenta, ya que suelen estar delante de nuestras narices, a simple vista, como si jugara con nosotros, burlándose de nuestra soberbia de pensar que podemos controlarlo todo.

Actualmente estamos bajo la tiranía de un "bicho,” un coronavirus que provoca el covid-19, el cual no hace más que replicarse, mutarse, escaparse de nuestras trampas, de nuestras investigaciones, de nuestra querida ciencia, haciéndonos ver que aún tenemos mucho que aprender, y que cada día la naturaleza nos muestra realmente quien manda, y que en cualquier momento nos pone en nuestro lugar.

Aunque el verdadero virus somos nosotros mismos, atacando a la propia naturaleza: no solo contaminando, como también reproduciéndose de forma alarmante, acabando con los recursos de forma arbitraria, sin pensar en las consecuencias, de forma egoísta, al corto plazo, sin ni tan siquiera pensar en los efectos que tendrán nuestros actos.

En realidad, hemos construido nuestra propia naturaleza, nuestra propia jungla con sus leyes de supervivencia, donde nos encontramos con diferentes formas de" fauna" y "flora" humanas. Por supuesto que encontramos virus y bacterias dentro de ese ecosistema humano, que no se contenta con infectar organismos, sino comportamientos, costumbres y voluntades. Pero es en lo económico donde los podemos apreciar más claramente, ya que sutiles decisiones, imperceptibles acciones, que sin darnos cuenta nos puede cambiar la vida a millones de personas. Donde los hechos ya son consumados, al estar infectados y padecer de esa enfermedad que han querido que tengamos deliberadamente. A continuación, nos ofrecen las vacunas que estimen oportuna, como tabla de salvación, dando gracias a los lideres por pensar en todo.

Pero me temo que llegará un super virus, el gran vengador que será de tal forma que ni los que han creado el virus original puedan encontrar cura, que se les haya ido de las manos, que, por arrogancia, o simplemente los acontecimientos han desabordado por completo, creando una tormenta perfecta, donde nadie pueda estar a salvo.

Algunos piensan que es Ciencia Ficción, que es una película de Hollywood convertida en pesadilla, pero es real, y somos actores, a la vez que espectadores y nos daremos cuenta de que solo nosotros, los seres humanos, somos responsables de los hechos, incluso de nuestra hipotética extinción. No nos dimos cuenta de que al pensar que el enemigo estaba  fuera, en realidad   siempre estuvo  dentro de nosotros mismos.


martes, 2 de noviembre de 2021

EL GRAN APAGON.

 


Últimamente vemos que los precios de la luz no hacen más que subir sin descanso, cada día supera el registro anterior y todos nos preguntamos el porqué, el dónde o el como hemos llegado a esta situación, mientras tranquilamente vemos la televisión, usamos el ordenador o cargamos el teléfono móvil.

Acostumbrados a un confort de tenerlo todo a mano, todo con gran comodidad, incluso todo el mundo habla de los coches eléctricos, pero después de la gran pandemia nuestra realidad se ha visto tambaleada, se ha visto perturbada por algo que solo lo veíamos en películas apocalípticas, o de ciencia ficción; cuando aparecían zombis por todas partes, que surgieron por tal ejercito depravado o empresas que por pura codicia se pasaron de vueltas.

Y justo ahora que todos somos verdes, ecologistas y pensamos en el medio ambiente, todos preocupados con el cambio climático, pero no pasa nada, ahí tenemos a las renovables, a los molinos de viento, a las placas solares, y todo nuestro mundo garantizado. Teníamos toda la energía disponible, sin tener remordimientos de conciencia, de poder seguir con nuestras comodidades, trabajando desde casa, a causa del COVID 19.

De repente, nos dicen que el gas está por las nubes, que la producción de electricidad no es suficiente, que se ha encarecido porque hemos de acudir a las antiguos formulas contaminantes, como el carbón, el petróleo y el gas, ya que el oriente, con China a la cabeza, juntamente con los compañeros de la India, a los cuales les dimos con la globalización la responsabilidad de ser la gran fabrica del mundo, resulta que ambos al producir barato, no les interesan las renovables, o tecnologías que a corto plazo no son tan rentables.

Nos hablan de un apagón, porque existe el peligro de que no se pueda satisfacer toda la demanda, que no hay electricidad para todos, que incluso podría durar días, o semanas. Volver a la edad media, aunque sea temporalmente, como si el confinamiento hubiera sido solo un ensayo para los que nos viene. Ahí nos ocurren las preguntas de porque nuestros dirigentes no han previsto esta situación, el porque no han invertido en planes de contingencia, por qué descartar la energía nuclear e invertir en como aprovechar sus residuos.

Sin embargo, aparece otro apagón, y no es solo energético, sino de la propia sociedad, la cual, por seguir una huida hacia adelante, ha querido correr más de la cuenta, ha querido vender la piel de un oso, el cual no estaba ni mucho menos cazado. Posiblemente hemos llegado a un ocaso, a un apagón de nuestra sociedad, porque no parece que sepamos a donde vamos, a donde nos dirigimos, a donde va nuestro futuro.

También, pensar que esta nueva situación, solo sea un punto de inflexión hacia una decisión transcendental de nuestra civilización, ya que decidamos, lo que decidamos, hipotecaremos el futuro de las siguientes generaciones. En nuestra mano estará que herencia les dejaremos, porque estaremos a pensar en nuestro bienestar a corto plazo, dejar los cimientos de una estabilidad para los años venideros. Estamos siendo protagonistas de algo importante en la historia de nuestra humanidad, sin embargo, en mi opinión, no soy optimista con el nivel de liderazgo de los dirigentes actuales. Solo nos queda ser además de actores, espectadores de como terminará este capitulo que estamos viviendo, o simplemente, el apagón hará que todo se interrumpa.


sábado, 9 de octubre de 2021

EL VOLCAN ECONOMICO

 


Generalmente vivimos con una tranquilidad, con una rutina, como si el día de hoy fuera igual que ayer, y mañana pasará exactamente igual. Nos sentimos cómodos, seguros, confiados, nada puede salir mal. De repente, hay terremotos, señales, algo preocupante, pero nos dicen que no hay problema, que es algo puntual, que pasará pronto, que todo esta controlado.

De repente, hay como una explosión, un ruido ensordecedor, y con asombro vemos fuego, lava, y destrucción. En un segundo cambia nuestras vidas, no lo podemos aceptar, no lo asimilamos, y nos dicen que hemos de abandonar nuestra zona de confort, que hay que empezar de cero, te prometen que no vas a estar solo, que recibirás ayudas, una mano amiga, que volverás a tener, sino la misma vida, algo parecido. Sabes que ya nada será igual, que tu casa, tus recuerdos, tu forma de vida, ha quedado sepultado por la lava, y todo el mundo te dice que al menos tienes tu vida, sin embargo, no es lo mismo, que tengas 20, 40, o ya te pilla con más de 60. Si, siempre cuesta afrontar los cambios, dependiendo de tus circunstancias, será más duro, o no.

Lo malo no es cuando en la isla de la Palma ha salido un volcán, sino cuando algo demoledor aparece, creado por la acción humana, por decisiones económicas, las cuales, son de otras personas, de empresas, de instituciones, de gobiernos o de grupos de poder. Te pilla en medio de un desastre, que, sin comerlo, ni beberlo, te ha tocado, y tiene las mismas consecuencias que un desastre natural, porque rompe todo lo establecido, todo lo que tenías, se ha ido por una pandemia, por una crisis energética, por una crisis diplomática, o por un crash económico.

Tus jefes te dicen que ya no cuentan con tus servicios, porque la central de Nueva York ha sufrido pérdidas, o por que se ha visto afectada por el ataque de las torres gemelas, y te ves con una caja, con un futuro incierto, sin saber porque, sintiéndote culpable, sin serlo, porque has sido víctima de una erupción que ha desembocado en una reacción en cadena, como una lengua de lava se te ha llevado por delante. Y todo en lo que creías, pensabas, anhelabas, ha desaparecido, tenias la mosca detrás de la oreja, había rumores, pero pensabas que la lava no tocaría tu casa, pero el destino ha si lo ha querido.

Los damnificados, supuestamente tendrán ayudas, pero otros no, la burocracia, la edad, la voluntad, y sobre todo, la incapacidad de adaptarse a un mundo cada vez más cambiante, más vertiginoso, un mundo vivo y caprichoso, que muchas veces, después de un golpe, viene algunos más, y ya piensas que te han echado un mal de ojo.

Al final, has de entender que la realidad, es la que es, cambiante, viva, incluso apasionante, si entiendes que cada nanosegundo es diferente al anterior. Ser un ser vivo, que desde la prehistoria se ha tenido que adaptar a todo tipo de contratiempos para sobrevivir, y ahora no es lo mismo, con tecnología, con más conocimiento, sin olvidarnos que nuestra casa es caprichosa, tanto nos da la vida, como nos la quita. Porque nunca pasa nada, hasta que todo cambia de repente, la única diferencia es que puedes ser capaz de intuir esos cambios, y cambiar, si puedes, antes de que el te cambie el propio volcán.