lunes, 16 de diciembre de 2013

El Eurovegas económico

Esta última semana hemos visto como se truncaba la gran apuesta para Europa del magnate Sheldon Aldenson, para construir su gran casino en los terrenos de la localidad de Alcorcón, en Madrid (España).
Es posible que dicho fracaso se deba a multitud de variables, tanto económicas como sociales, pero todo parece que el proyecto no tenía buena pinta desde un principio, aunque muchas empresas y empresarios veían una buena oportunidad de negocio en todo ello.
En mi opinión, la decisión del COI de rechazar a la candidatura madrileña de ser la sede olímpica en 2020, haya influido muy negativamente en el futuro del proyecto, pero también tenemos que tener en cuenta que muchos de estas propuestas tienen más de especulativas que de una visión más realistas del entorno, sobre todo cuando las condiciones impuestas por el promotor iban en contra de varias leyes en vigor.
Sin embargo, esto nos hace reflexionar sobre la situación de la economía mundial, donde asistimos a un gran casino, en el que encontramos multitud de juegos de azar (como la ruleta, el póker, el blackjack, etc.), pero muy alegremente sin tener en cuenta que las consecuencias de esas apuestas, son sufridas por terceras personas, las cuales no participan y en muchos casos, ni saben que son parte interesadas en las mismas.
Es curioso observar que las empresas y gobiernos juegan alegremente, incluso arriesgándose, de forma temeraria en muchos casos, pero sin ser conscientes del resultado de los mismas, y paradójicamente, no se sienten responsables si el desenlace ha resultado negativo. Y en muchas ocasiones suelen atribuirlo a una mala racha o al fallo de un sistema infalible.
Pero en todo juego hay ganadores y perdedores. ¿O sencillamente una cuestión de azar, o unos pocos controlan las reglas de juego? Da la sensación que algunos juegan con las cartas marcadas o con información de cómo se va a desarrollar el juego, o simplemente se sienten lo suficientemente seguros de no perder demasiado, bien por no ser su dinero, o por tener su crédito cubierto.
Lo que realmente asusta son las enormes cantidades de dinero que se manejan, mareantes para el ciudadano medio, las cuales cambian de mano de forma pasmosa, utilizando una jerga o lenguaje de difícil comprensión para el público en general.
Se intentan crear leyes y normas de juego, pero como en todo, existen lagunas, las cuales son hábilmente utilizadas. Lo que sí que es seguro, que aunque sea parte de nuestra renta la que está en juego, a la mayoría de nosotros no se nos permite la entrada en ese Eurovegas económico.

jueves, 28 de noviembre de 2013

La competitividad

Un día estaba leyendo una artículo sobre la competitividad española, la cual decía que era superior a la alemana. Ante tal afirmación no pude resistirme a leer que argumentos presentaba para hacer tal afirmación, y todos sabemos que los titulares periodisticos siempre suelen ser espectaculares.
La razón que se esgrimaba es el bajo coste laboral del profesional español con respecto a su homologo alemán, al pagar menos por hora, la empresa tendría menos costes y así poder competir en igualdad de condiciones con sus competidoras. Indudablemente este comentario financiero, que no deja de ser cierto, si vemos las cosas desde el prisma meramente cuantitativo, puede ser dentro de una hoja de cálculo, pero si colocamos la variable tiempo en el estudio, veremos que el resultado no es tan optimista, más bien todo lo contrario.
Sencillamente el competitividad tiene que ver con el rendimiento, pero también con la eficacia. De que me vale pagar menos a un trabajador que va a tardar más tiempo, prefiero a otro, que será más gravoso, sin embargo lo hará en menos tiempo.
Curiosamente un alemán tiene un horario de trabajo normal, como en la mayoría de los países, es decir, entra temprano, poco tiempo para comer, y generalmente abandona su puesto de trabajo cuando empieza a anochecer, así se ahorra más en el gasto energético.
El trabajador español, entra más tarde, tiene dos horas para comer y pocas veces sabe a que hora llegará a su domicilio. En resumen tiene unas jornadas agotadoras de más de 10 horas (si tomamos la jornada laboral, desde que sale hasta vuelve de su domicilio). Si se compara los resultados de ambos trabajadores, vemos que el primero, no solo necesita menos horas para realizar su trabajo, sino que ahorra a su empresa gastos, y puede disponer de más tiempo libre.
Hemos de entender que el rendimiento no esta en la cantidad, sino en la calidad. Podemos estar muchas horas en  una biblioteca estudiando, pero cuanto hemos aprovechado de esas horas. No por estar un trabajador en su lugar de trabajo rendirá más, sobre todo si he de estar yo presente para que realice el trabajo. Personalmente prefiero a un profesional que sé que terminará su tareas, esté o no yo presente, que pueda ausentarme y saber que terminará en el momento que se ha acordado.
Somos seres humanos y no máquinas, necesitamos motivaciones, descansos, alicientes, y porque no, reconocimiento por el trabajo realizado (bien con remuneración o con tiempo libre). Pero para eso, la empresa ha de tener claro que es lo que se quiere conseguir, y sobre todo cuando se quiere conseguir. Lo demás es simplemente saber dirigir (lo cual no es sencillo), por desgracia, creemos que los trabajadores son un coste más que hay que rebajar, se piensa que menos trabajadores tendrán los mismos resultados, a lo mejor serán parecidos a corto plazo, aunque con el tiempo veríamos que solo hemos conseguido bajar la calidad y sobre todo crear mal ambiente. Curiosamente muchas empresas terminan cerrándose, no por sus costes laborales, sino por su mala gestión financiera porque no pueden hacer frente a sus pagos financieros. 
La competitividad se evalúa por los resultados de la eficacia, haciendo productos y servicios de calidad, para el cliente, pero no a cualquier precio, ahí es dónde la empresa ha de saber venderse, por eso las empresas alemanas están mejor percibidas que las españolas o la chinas......

jueves, 24 de octubre de 2013

La fiesta del cine

Al principio de esta semana, ha habido una promoción muy interesante para ir al cine en España, sobre todo en Madrid. La respuesta del público ha sido espectacular, lo cual ha sorprendido al sector, pero no al usuario. Pero este hecho nos debe hacer reflexionar no sobre la situación económica, sino también en la social en la que estamos inmersos.
El gran interrogante que se nos presenta, es sin duda, es cuan grande es el divorcio que existe actualmente entre los precios fijados por las empresas, y lo que el cliente esta dispuesto o puede pagar. Lo que es evidente que ambas realidades están muy alejadas, casi como en mundos distintos. Por lo tanto vamos a intentar analizar ambas realidades.
Por una parte las empresas tienen unos costes, sobre todo fijos que quieren amortizar lo antes posible, y la forma más eficaz de hacerlo es mediante márgenes generosos, aunque las ventas sean menores, en un corto plazo de tiempo puede ser rentable. Esto funciona mientras el consumo siga a un buen ritmo, a la vez que el mercado soporta las subidas generalizadas. Pensemos que al subir el combustible, enseguida se refleja en los precios, manteniéndose intacto el margen. Incluso, siguiendo el ejemplo de la gasolina, las subidas son muy rápidas, pero las bajadas no lo son tanto, y si nos damos cuenta, con este pequeño truco, han conseguido aumentar aún más sus margenes. Otro ejemplo más clamoroso lo encontramos en los supermercados en España, al subir el IVA al 21% (este argumento, según las empresas ha encarecido todo), los alimentos y demás productos en las grandes superficies (como dato) han elevado los precios un 7%, cuando el impuesto era de un 18%, por lo que astutamente han aumentado sus márgenes un 4%. 
El consumidor vive otra realidad, mucho más difícil y dura. Ha visto que en poco tiempo les han bajado la renta, tiene menos seguridad laboral, unido a un aumento del desempleo. Por lo que ha de decidir en utilizar sus ingresos en los gastos más importantes, es decir, fijos (como alimentación, la hipoteca, etc.), y ha de eliminar o sacrificar aquellos que son menos imprescindibles (como el ocio, el cine entre ellos).
Al final nos encontramos una sociedad dónde los salarios están muy por debajo de los precios. Es como si las empresas quisieran pagar sueldos de un país de tercer mundo, pero con precios de un país desarrollado. Es obvio que la ecuación no puede funcionar, y lo que es peor, las diferencias sociales se están disparando.
En mi opinión, como profesional del marketing, sabemos que las empresas han de adaptarse a las necesidades de sus clientes, y no al revés. Las circunstancias de los mercados cambian, no sólo por las acciones de la competencia, sino sobre todo por la realidad del consumo. Por lo que las empresas, quieran o no, tendrán que afrontar que sus modelos de negocio ya están desfasados, no pueden seguir anclados en otra realidad, porque este cambio, en gran parte ha sido provocado por su obsesión de enriquecerse lo antes posibles reduciendo drásticamente los costes, sobre todo laborales. 
Ahora hay que darle la vuelta a la tortilla, hay que vender pan, es decir, si tenemos que bajar los márgenes (bajar los precios), tendremos que vender mucho más para poder ser rentables, porque hemos obligado al público a pensar más en el  precio, que en la calidad.
Con la iniciativa de la fiesta del cine, se ha demostrado que la gente le gusta ir al cine, le gusta divertirse, pero no puede hacerlo a los precios que existen actualmente. Es inviable pagar una media de 10€ por una entrada (sin contar extras, como palomitas, etc.), para ver una película, que en muchas ocasiones no esta a al altura de las circunstancias. 
Finalmente, se buscan alternativas, como bajarse películas por Internet, o utilizar más las redes sociales, o visionar vídeo en YouTube. En vez de salir a bares y discotecas, se queda con amigos, dividiendose los gastos entre todos (en España se denomina: "botellón"), por lo que el ocio es más asequible.
No se puede echar sólo la culpa a los  impuestos, sino a una  política de precios que no esta de acorde con la realidad, hay que cambiar los modelos de negocio, porque nuestros clientes si han cambiados sus hábitos, porque al final siempre aparecerá una empresa que les ofrezca lo que realmente necesiten. No podemos escapar del lema: "El cliente siempre es el juez supremo en los mercados, tarde o temprano, dictará su sentencia"........

viernes, 13 de septiembre de 2013

Consejo Olimpico Internacional (COI)

Hace menos de una semana, el COI se reunión en Buenos Aires para elegir entre tres ciudades candidatas (Madrid, Estambúl y Tokio), cual sería la elegida para organizar los juegos olimpicos en el año 2020. El fallo ya lo sabemos, con pesar para los que apostamos por Madrid, porque será Tokio la afortunada (o no) de organizar dichos juegos. Lo que no tengo claro cuales son los motivos de la elección de una ciudad u otra, e intentaré explicarme.
Cuando se entregan los proyectos hay unos inspectores que estudian al detalle las características de cada ciudad, sus puntos fuertes y sus puntos débiles, algo lógico porque unos juegos necesitan una buena organización a todos los niveles porque es una competición que participan casi todos los países del mundo, en casi todas las especialidades deportivas, en un corto periodo de tiempo. Una vez realizada esta inspección, cada candidata recibe una puntuación técnica (mejor a peor preparación). Hasta ahora vemos que es un método más o menos objetivo.
Sin embargo, la decisión final la toman unos 100 compromisarios de diferentes países, con diferentes criterios, y como veremos más adelante, diferentes intereses (tanto políticos como económicos). Y la sopresa salta cuando la elegida no ha sido la mejor preparada técnicamente hablando, y no es algo puntual, sino que se esta convirtiendo en algo habitual. Por lo que se observa, las delegaciones muestran cada vez más un intervencionismo de lo puramente económico que lo técnico.
Si repasamos un poco las últimas elecciones de las candidatas;  para el 2012 se presentaron París, Londres y Madrid. La primera y la última tenían mejor puntuación y la mayor parte de la inversión realizada, pues sorprendentemente ganó la tercera de discordia, que todo su proyecto estaba más en el ordenador que en la realidad. Para el 2016, llegaron a la final Río de Janeiro y Madrid, la segunda ganaba por goleada en la puntuación técnica, sin embargo ganó la ciudad brasileña, por todos conocida por su escasez de infraestructuras y sus problemas de seguridad. Por último, esta semana ganó Tokio, que estaba a la par de en puntuación con Madrid, pero la sopresa es que esta última no paso a la final, ya que salio Estambúl que tenía peor puntuación.
Ahora bien, se han escrito ríos de tinta sobre las razones de las elecciones de una u otra candidata. Sin embargo, hay que aclarar que estamos hablando de una organización privada, la cual mueve miles de millones de dólares en un evento que es planetario. Por ello el peso económico ha ganado cada vez más peso. Ya no importa demasiado si la organización saldrá bien o mal, sino la cantidad de negocio que esa candidata puede aportar para el movimiento olímpico. Pensemos que Madrid ha presentado el 80% de las infraestructuras ya realizadas, pero es más interesante que otra ciudad presentara la opción contraria, que faltaban más de ese porcentaje por hacer, lo que genera un mayor volumen de negocio para cualquier tipo de empresas, que son las que apoyan al comite olímpico (directa o indirectamente). Como vemos, el concepto técnico pierde un gran peso (ese esfuerzo deja se ser una ventaja, algo injusto), por lo que las presentaciones que hemos visto pasan a un segundo plano, siendo más eficiente el trabajo entre bastidores, lo cual Madrid ha sido derrotada en las últimas tres ocasiones.
Para que nos demos una idea sobre este peso económico, la FIFA (Federación Internacional de Fútbol), elogío para el 2022 el emirato árabe de Qatar, para el verano de ese mismo año. Ahora dicen que quieren cambiar las fechas del evento deportivo, ya que las altas temperaturas desaconsejan la práctica de cualquier deporte. Por lo que vemos, ha prevalecido el criterio económico al técnico, ya que cualquiera sabe que el clima en verano en esa parte del mundo es insoportable.
Ahora bien, es rentable o no ser una ciudad olímpica, a corto plazo si lo es, por el negocio que se crean en la construción de las  infraestructuras deportivas y sociales, el empleo que se va a generar, tanto directo como indirecto, y sobre todo en el turismo para esa ciudad  cuando lleguen los juegos con la cantidad de visitantes. Ahora bien, esas inversiones, después quedan en el olvido, como han pasado en muchas ocasiones, y no solo en las olimpiadas, sino en otros eventos internacionales.
Como podemos ver, esto es solo un problema de la ciudad organizadora, que será la encargada de sacar una rentabilidad a medio y largo plazo, pero al COI, solo le interesa el rendimiento que esa candidata puede ofrecerle en el corto plazo. Casi, y es mi opinión personal, más que una elección, creo que se va pareciendo más a una subasta para saber quien va a salir elegida......

miércoles, 28 de agosto de 2013

Un nanosegundo

Este verano, viendo una serie bastante buena llamada "Touch", dónde un niño autista se comunica y puede predecir el futuro mediante los números. Es algo complicado de entender en un inicio, pero se basa en el principio de un patrón matemático que hace conectar los acontecimientos, pero lo que más me llamó la atención fue el siguiente argumento: "Es inútil resistirse al cambio, queremos y creemos que las cosas han de ser, incluso permanecer inalterables, pero la verdad es que cada nanosegundo que pasa es distinto al anterior, y así sucesivamente". 
Esta reflexión nos dice que queramos o no, los cambios van a suceder, sencillamente porque en el universo los cambios son continuos. Por lo tanto hemos de pensar que o nos adaptamos a ellos, o ellos nos harán cambiar.
Sin embargo, a nosotros no nos gusta cambiar: de residencia, de hábitos, de profesión, de amistades, aunque inevitablemente, si recapacitamos, hemos realizado muchos cambios en nuestras vidas, pero nos asustan los que nos quedan por hacer en el futuro.
Hoy en día, vemos que las acontecimientos nos desbordan, parece que todo va demasiado deprisa y cuando empezamos a mentalizarnos, a adaptarnos, aparecen otros acontecimientos que nos  hacen ver que hemos de volver a reorganizarnos; lo que muchas veces, llegamos a pensar en recluirnos en algún monasterio y que pase el  tiempo. Por desgracia, somos profesionales, empresarios, tenemos responsabilidades, por lo que no podemos abandonar, ya que nuestras decisiones no solo nos afecta a nosotros.
Ahora vivimos en un momento económico complicado, pero muy movido en lo relativo a los cambios, las reacciones y multitud de variables que pueden cambiar la orientación de las empresas, a la vez que los mercados financieros en todo el mundo (en el momento de escribir estas lineas, se esta organizando un ataque por parte de USA a Siria), para lo bueno o para lo malo. Según las circunstancias que vayan apareciendo, se deben de tomar unas u otras decisiones, con la gran incertidumbre por saber si estamos haciendo lo correcto o no.
Este desenfreno de acontecimientos hace que siempre estemos en vilo, incluso frenéticos ante los acontecimientos que van apareciendo. Y muchas veces hemos de apostar por un proyecto, un producto, un evento, etc, que puede ser interesante profesionalmente, sin embargo cualquier cambio, aunque sea indirecto a nuestra actividad puede hacer que todo se vaya al  traste. Por ejemplo, el próximo día 7 de Septiembre se elige a la ciudad que organizará las olimpiadas para el 2020, pensemos los cambios que ocurrirán si (en el caso de España), fuera Madrid la elegida......O si por el contrario fuera otra ciudad. Quizás debamos de pensar que cuando afrontamos los cambios, muchas veces hay mucho que ganar y poco que perder.....

miércoles, 31 de julio de 2013

Un tren con destino a Santiago.

Hace una semana, hubo un tremendo accidente cerca de Santiago de Compostela, en al Comunidad Autónoma de Galicia, España. Este hecho ha conmocionado al mundo entero, sobre todo por la gran cantidad de fallecidos, actualmente unos 80. Ya se están conociendo las circunstancias del hecho, las cuales son bastante curiosas y que me gustaría comentar más adelante.
Todos sabemos que en la vida siempre existe un riesgo, el cual mucha veces no somos conscientes de que jugamos con el destino. Nunca pasa nada, hasta que ocurre, y después tenemos que vivir con las consecuencias. Porque tan malo es carecer de la confianza para realizar un acto, como el exceso de la misma, el pensar que por rutinario o por lo bien que estoy preparado, las cosas saldrán por si solas.
El conductor del tren atendió una llamada, la cual no era urgente, del interventor del convoy para recibir instrucciones sobre la ruta que seguiría más adelante, cuando se quiso dar cuenta, tenía la curva de la muerte encima y no pudo frenar.
Algunos pensarán que fue un despiste, una distracción, para mi ha sido un mal hábito, una maldita costumbre de exceso de confianza que muchos tenemos cuando estamos al volante y esa falta de concentración en lo realmente importante, nos puede pasar factura. Y si vemos que no ha ocurrido nada, inflamos nuestras capacidades de forma errónea.
En el trabajo, en los estudios, en la vida diaria, realizamos muchos actos mecánicos, de forma automática, incluso volvemos a nuestros domicilios como si fuéramos verdaderos zombis, y como nunca pasa nada, no le damos la importancia que merece, o cuando no nos acordamos si hemos cerrado el gas, o la puerta del coche.
El mundo económico no es ajeno a estos peligros, cuantas decisiones se han  tomado o se toman de forma cotidiana, incluso rutinaria, pensando que dominamos totalmente el tren, que podemos luchar en varios frentes y salir airosos de todos ellos, pero en los mercados también hay curvas, y nuestras empresas pueden descarrilar si vamos muy rápidos por ellas. Después vemos que los empleados suelen ser las victimas mortales del descarrilamiento, sencillamente porque el máximo responsable ha banalizado las circunstancias del entorno pensando que estaban totalmente controladas, hasta que llega el desastre porque no ha tenido tiempo para reaccionar.
Al final somos todos humanos, y nuestras reacciones son humanas, para lo bueno y para lo malo, sé que para los familiares de las victimas no es un consuelo, lamentablemente estaban en el sitio equivocado, en el momento equivocado. Solo podemos aprender para que ocurran estos sucesos lo menos posibles, o por lo menos que las consecuencias no sean tan aterradoras. Para eso tenemos como aliada a la tecnología, que nos ayuda, nos alerta de los posibles peligros, que nos hacen ganar tiempo para poder tomar decisiones.
Sin embargo, solos realizamos los cambios a raíz de una tragedia, pero eso no garantía que no vuelva a suceder, porque en la empresa, en la vida, la decisión final, siempre será humana......

sábado, 29 de junio de 2013

El rey desnudo.

En 1887 el escrito danés Hans Christian Andersen publico un cuento llamado "El traje nuevo del emperador". La trama nos cuenta que el emperador va buscando un nuevo vestido para poder lucirlo en las fiestas más importantes de la ciudad. Aparecen dos pícaros que convencen al mandatario con el argumento que ese vestido será el mejor de todos. Se aprueba en encargo, pero nunca se observa ningún vestido, sin embargo, nadie osa contrariar al emperador. Este, cuando llega el momento, se viste y sale para ser visto por su pueblo, nadie comenta nada hasta que un inocente niño exclama: "El rey va desnudo", la voz corre y de repente todo el mundo se da cuenta que el emperador esta vestido tal y como vino al mundo. Cuando van a apresar a los sastres, estos ya habían huido con todo el dinero que habían cobrado
Si hacemos un paralelismo, en la economía mundial, nos ha pasado lo mismo. Hemos creído a unos profesionales que han convencido a los dirigentes que realizasen una determinada política económica. Dentro de la euforia del momento, nadie se atrevía a decir que las rentas estaban bajando, que los bancos estaban arriesgandose cada vez más, y todos, sobre todo los estados, endeudándose cada vez más. 
Al final, alguien se atrevió a comentar que el rey iba desnudo, que las cosas no iban del todo bien, y todo empezó a desmoronarse como un castillo de naipes. Mientras aquellos especialistas o los que sacaron sus beneficios, habían desaparecido, y el dinero con ellos. 
Esta fábula nos puede hacer reflexionar, que no solo es importante tener una visión clara de los acontecimientos, sino también la valentía de denunciar los acontecimientos con toda libertad, y sobre todo tener organismo competente que alerten de la situación. 
También hay que resaltar que el miedo al poder, a no decir lo que realmente se piensa, es un atraso dentro de una sociedad moderna, sobre todo cuando nos enmarañamos en lo políticamente correcto, no podemos caer en decir lo que otros quieren oír, o elegir a aquellas personas que nos digan lo que nosotros queremos escuchar. 
Pícaros siempre han existido y existirán, y se aprovecharán de la inocencia, pero sobre todo de la arrogancia y soberbia de muchos mandatarios que caen en la tentación de creerse que tienen todas las soluciones. 
Ahora hemos de sufrir las consecuencias del engaño, de darnos cuenta de que siempre estábamos desnudos, que vivíamos en una fantasía, pero nosotros fuimos en parte culpables de creernoslo. Ahora debemos de confeccionar otros vestidos, aún más austeros, pero algo me dice, que cuando las cosas vuelvan a la normalidad, podemos caer otra vez en la vanidad, y nos vendan un vestido transparente.......

jueves, 13 de junio de 2013

¿Incentivar la demanda?

Ultimamente se están viendo muchas informaciones sobre economía, y la verdad, creo sinceramente que más que informar, más bien se consigue lo contrario. Sencillamente porque dependiendo de la fuente, el mensaje puede ser de un signo u otro, pero el gran público desconoce realmente si tiene fundamento o si alguien no esta contando la verdad.
Esta semana he leído a un miembro de la Comunidad Europea exhortando a que España aumente su demanda interna, es decir, que aumente el consumo de la población para incentivar el crecimiento, y así poder paliar la sangrienta cifras del desempleo.
Puede que no sea malintencionado el mensaje, pero bastante chocante, sobre todo si se conoce la realidad de dicho país, y de muchos otros; y no solo en Europa porque hasta ahora solo nos han deleitado con recetas de austeridad, teniendo que recortar muchos gastos, la mayoría básicos para la sociedad. Sin embargo, algunos que son más bien protocolarios, no solo disminuyen, sino que aumentan.
Esto unido a que la mayoría de los salarios no ha hecho más que menguar en la última década con el objetivo de la competitividad, el aumento de la población emigrante, la cual ha contribuido a esa bajadas de salarios. Y ahora,  nos encontramos con unas rentas cada vez exhiguas.
Por otro lado, la inflación no ha hecho más que crecer, existiendo una descompensación terrible entre precios y salarios. Ayer mismo se daba el dato que los precios de los alimentos se había triplicado en relación a los sueldos. Unido a la congelación de la remuneración de los funcionarios, recordándoles también sus pagas, incluso se piensa en rebajar las pensiones y aumentar la edad de jubilación.
Tampoco hemos de olvidar el escaso o nulo crédito a las empresas y particulares, lo que hace muy difícil poder invertir en nuevos proyectos, mercado y negocios en general. Por el contrario, la mayoría de la economía española se encuentra endeudada.
Sin inversión privada, ni pública, con más de 6 millones de desempleados, con gran parte de las familias hipotecadas, las cuales apenas pueden pagar los pagos a las entidades financieras (desahucios). Con unos precios cada vez más altos, me parece bastante complicado que aumente la demanda interna, que vuelva la alegría del consumo, sobre todo sino tenemos sectores de actividad que animen a la economía y pueda generar empleo. Y sobre todo, si seguimos apostando por la precariedad laboral, la población no va a cometer el error de malgastar su capital sino tiene una seguridad mínima de que no vuelva a pasar lo mismo.
Lo dicho, creo que los medios han de ser más sensatos a dar ciertas noticias, simplemente porque son contradictorias con la realidad de la población. Si bien queremos guiarnos por las grandes cifras, hemos de ver que esas previsiones serán complicadas de entender por el gran público.

domingo, 26 de mayo de 2013

¿Un nuevo nazismo?

A partir de la crisis de 1929, el mundo se transformó, y dio lugar al  pesimismo y lo que es peor, en una época de precariedad e incluso de hambruna. Muchas personas perdieron sus puestos de trabajo, sus empresas quebrarón y gobiernos enteros fueron derrotados en las urnas. Lo cual llevo a tal falta de confianza sobre los estados democráticos, los cuales no pudieron solucionar los problemas económicos que sus ciudadanos estaban sufriendo. Esto llevó a que aparecieran nuevas alternativas extremas, de signo comunista y fascista, que prometía soluciones rápidas a base de culpabilizar a una parte de la población, que siendo culpable o no, fue el pretexto ideal para hacerse con el poder. Lo malo, es que funcionaron al tener unos resultados espectaculares en un plazo corto de tiempo, porque como todos sabemos, desembocó en una terrible guerra.
En la actualidad, la crisis que padecemos tiene muchas similitudes con la de 29, pero no solo en las cuestiones técnicas económicas, sino también en las sociales. La población esta cada vez más empobrecida y las diferencias sociales son más acusadas, dónde se le exige todo el sacrificio a los mismos. Y poco a poco la población empieza a impacientarse porque ve muchos sacrificios, ninguna solución, y sobre todo que los responsables de la situación, no ha respondido, ni políticamente, ni socialmente, y sobre todo, judicialmente.
Esto conlleva una debilidad de las democracias, no solo en dar soluciones, sino que no han impedido que esto sucediera al flexibilizar los controles ante los abusos que se estaban cometiendo, a la vez que unos pocos estaban enriqueciéndose.
Solo podrá ser cuestión de tiempo que vuelvan a aparecer salvadores que prometan cualquier cosa y que culpabilicen a algunos cabezas de  turco para hacerse con el poder. Es volver al pasado, porque están ocurriendo las mismas situaciones.
Entendamos que las clases medias habíamos llegado a tener un gran estado de bienestar, y de pronto nos vemos abocados a un trabajo cada vez más escaso, peor remunerado y un futuro cada vez más negro para las generaciones futuras. Por lo que la aparición de nuevas alternativas que prometan devolver esos derechos que tanto costo tener y heredar, vuelvan otra vez a sus dueños.
Ya se están dando casos de nuevos grupos neonazis en Alemania, en algunos países de este de Europa, países populistas en América Latina, la primavera árabe (con el fanatismo islamista al fondo), y otros movimientos que nos podríamos encontrar, como una vuelta al comunismo de algunos países que abrazaban ese sistema, que se ven cada día más empobrecidos. 
Al final, el resurgimiento de regímenes dictatoriales, extremismos y fanatismos que rozan en la locura total, es el reflejo de la decadencia del sistema democrático, el cual no ha sabido defender a la población, y sobre todo ofrecerles un futuro muy poco alentador. Y es posible, como muchas veces hemos visto en la historia de humanidad, que aquellos que no aprenden de sus errores, están condenados a repetirlos....

sábado, 13 de abril de 2013

La marca nación

Todas las naciones que existen en el planeta tierra, son en si mismas una marca que representan muchas cosas: sus personas, sus empresas, sus costumbres, su historia, su política, sus relaciones con los países vecinos y sobre todo el peso que tiene dentro del panorama internacional.
En un principio solo se pensaba en una cuestión diplomática, es más, en la antigüedad solo existían ciudades, tales como Roma, Cartago, Constantinopla, etc. Pero paulatinamente las ciudades fueron uniéndose en regiones o provincias y a partir de finales de siglo 19 se terminaron de constituirse países como Italia, gracias a Garibaldí y Alemania, gracias a Otto von Bismark, como culminación de los grandes imperios dominantes en Europa. Hoy en día seguimos con unificaciones más o menos exitosas como la Comunidad Europea o el Mercosur, y otras que irán saliendo paulatinamente en el futuro.
Lo importante es que un producto o un servicio ya va ligado a un país, en el cual se fabrica o se ofrece tal oferta, dónde la demanda tendrá una mayor confianza dependiendo del origen de lo que quiere consumir. Si compramos un electrodoméstico alemán no tendrá la misma percepción si lo comparamos con uno similar de fabricación china. Y es posible que la calidad sean similares en ambos, pero el cliente no tiene la misma apreciación, ya que el chino ha de ser más asequible, simplemente porque asumimos que es de inferior calidad. 
En este sentido, podemos entender esta correlación desde un punto de vista positivo o negativo, pero es el país en si mismo el que ha de realizar un gran esfuerzo para que la imagen del mismo sea la más positiva posible; por lo que las naciones con una trayectoría más estable y seria, tendrán una mejor proyección internacional, por el contrario, sembrarán una gran desconfianza, la cual es muy complicada erradicar.
Es sin duda, el líder de las marcas nación, los Estados Unidos de América, ya que continuamente hacen una enorme campaña de su historia, estilo de vida, costumbres, etc, a través de películas, series de televisión y espectáculos en general, transmitiendo una imagen idílica de sociedad, la cual ha conseguido que se imite o se envidie en todo el globo. De hecho el idioma internacional es el inglés ya las marcas más globalizadas del planeta son norteamericanas, las cuales no dudan a apoyarse en modelos y personajes famosos del propio país.
Otras naciones han empezado a trabajar este concepto de marca, intentando posicionar diferentes atributos en los posibles clientes de otros países: como ya hemos hablado de la calidad alemana, la elegancia italiana, la precisión suiza, la clase francesa, la alegría española, el trabajo japones, la economía china, etc. Son ejemplos de como identificamos a los productos de determinados países y muchas veces es complicado erradicar esos estereotipos que representan a esas empresas en el extranjero. Porque los tópicos son muy importantes a la hora de evaluar un país o un mercado, ya que un español piensa que su país es algo más que los toros, un brasileño sobre los carnavales, un argentino sobre el tango, un thailandes sobre el turismo sexual y otras muchas connotaciones negativas que son dificiles de erradicar, lo que conlleva un enorme esfuerzo para poder vender fuera del país
Si a esto lo unimos que siempre percibimos que nuestros productos son de peor calidad que los venidos de fuera, nos depreciamos como marca, ya que muchas ocasiones devaluamos el producto nacional, el cual, en muchas ocasiones, no tiene nada que envidiar al venido de fuera. Pero esto también es responsabilidad de los dirigentes políticos de cada país, que no solo consiguen la desconfianza internacional, sino la de sus propios ciudadanos. Un ejemplo lo tenemos en España, que después de un largo periodo  de dictadura política y una transición democrática, estamos descubriendo que hay empresas lideres mundiales, éxitos deportivos, tanto individuales como colectivos, destacando el turismo a nivel mundial, siendo un referente en explotar el país como reclamo como destino de vacaciones con más de 40 millones de turistas al año. Vemos que por la mala gestión política y situación económica, la reputación esta siendo seriamente mermada, lo cual repercute negativamente a la hora de negociar con otras empresas de otras naciones, al sembrar dudas sobre nuestra fiabilidad.
Este es motivo por el cual se el debe de exigir a los dirigentes una máxima seriedad y responsabilidad de sus acciones, ya que están muchas cosas en juego, sobre  todo a nivel internacional. Como se suele decir: "la confianza se tarda mucho en conseguirla, pero se puede perder en un instante.".....

lunes, 11 de marzo de 2013

Homo digitalis

Desde el comienzo de los tiempos, la raza humana ha ido evolucionando, tanto para lo bueno, como para lo malo. Y este desarrollo nos ha llevado a una revolución de la tecnología, la cual estariamos como minimo perdidos en el mundo actual. Las nuevas generaciones ya utilizan los telefonos móviles para cualquier actividad y podemos comunicarnos con cualquier persona las 24 horas del día por muchos medios distintos y en tiempo real.
Ahora bien, tambien hay algunas sombras en tanto avance, hay un debate sobre si estas modernidades nos estan haciendo más listos o más tontos. Algunos argumentan que la excesiva comdidad nos hace más previsibles, y lo más preocupante, menos preparados para poder adaptarnos a nuevos entornos, los cuales parecen cada vez más virtuales que reales. Ya no podemos hacer una operación sin una calculadora o un programa de ordenador, el cual nos ordena ya todo sin tener que verificar si es correcto o no, porque lo damos por sentado. El programa no se equivoca, somos nosotros que lo hacemos si ponemos mal los datos o ejecutamos mal las ordenes.
A nivel económico las ventajas son claras, son muy interesantes, pero tambien es verdad que hemos perdido perpesctiva de los precios y el valor de las cosas, hemos perdido la capacidad de calcular mentalmente las cifras y las operaciones matemáticas. Quien no se ha asombrado la capacidad mental de un simple camarero cuando los dice el precio de varios cafés, aunque vemos cada vez más que ya acuden a un ordenador que les responde hasta el cambio que nos tienen que devolver. El tener una vida tan simple nos lleva a una situación de extrema pereza, la cual no deja de ser singular. Imaginemos que por una catastrofe nos quedaramos sin energía, como haríamos los cálculos, como nos adaptariamos a un ambiente sin tecnología, da vertigo el poder pensarlo, pero hasta hace tres décadas ibamos a los bancos a sacar dinero y no había cajeros.
Obviamente toda la cultura y sabiduría la tenemos a golpe de ratón, podemos consultar y buscar cualquier dato en tiempo real, hacer transferencias bancarias sin ningún tipo de problema, pero sin llegar a la situación anterior, solo basta que se averie la red, o haya una caida de tensión para vernos abandonados a nuestra suerte.
Es esa dependencia tecnológíca que tiene el homo digitalis la que hace que no sea igual que antes, incluso para la relaciones personales utilizamos más la red, ya que es más fácil disfrazarse de un rol que no es el nuestro para relacionarnos. Ya es una realidad la compra-venta por la red, la cual no hará ganar tiempo y no tener que ir al supermercado a soportar grandes colas a la hora de pagar las compras.
No es que el ser humano vaya progresando a peor o a mejor, ya que hay argumentos para ambas posturas, lo que si es verdad que ya no será lo mismo. En los cambios habrá situaciones positivas y negativas, en nuestra mano esta aprovecharnos de las primeras e intentar evitar, o al menos minimizar las segundas.....

domingo, 24 de febrero de 2013

El taliban español

Cuando se habla d o de las revoluciones, siempre esta el factor ideológico como arma fundamental en la en las guerras motivación de los contrincantes, da lo mismo que argumentos se esgrimen, como religiosos, étnicos o políticos. Al fin al cabo sin esas proclamas, ciertas o no, no existiría el arrojo suficiente para entrar en combate, o dar la vida por ese ideal.
Algunos lo pueden llamar fanatismo, o incluso manipulación populista, pero cuando esta en juego la integtidad de tu nación, tu familia y sobre todo tu futuro, el problema toma un cariz distinto. No es lo mismo invadir o ser  invadido. Todos pensamos que los talibanes en Afganistan son unos fanáticos islamistas, que entre otras cosas, denigran a la mujer. Pero el afgano de a  pie solo ve que continuamente tropas extranjeras se encuentran en su territorio y les dicen lo que tienen que  hacer y decir. Evidentemente, el rechazo de la población es notorio, haciendo más fuerte al que utiliza el rol de salvador. Lo que hace que un lobo se disfraza de cordero.
Pero eso no es lo más preocupante, sino la sensación de la comunidad, del soldado de que no tiene nada que perder, y eso lo hace muy peligroso e impredecible. Y esto es lo que actualmente estamos viendo. Generaciones cada vez más desesperadas por un presente deprimente y un futuro bastante negro. Por razones que no solo son injustas para esa población, sino que no entienden porque han de pagar por los pecados de otros.
Observan que su nivel de vida se va deteriorando día a día, y no se ven alternativas, ni rápidas, ni satisfactorias a sus necesidades; no entienden que después de generaciones pasadas, las cuales a base de sacrificios y muchos esfuerzos, alcanzaron un gran nivel de vida que pudiera garantizar un futuro a sus herederos, no entienden que tanto estudio, esfuerzo, solo sirvan para que se exija cada vez más atributos para un simple empleo, cuando muchos de los mandatarios ni siquiera tienen un mínimo de nivel de inglés. No entienden que las decisiones se les plantean bajo un idioma técnico y complicado, para que realmente no se comprenda cuales son realmente esas decisiones, con la sospecha que hay más improvisación que otra cosa, ya que los desmentidos y cambios de timón son constantes. Lo que lleva a un ambiente de mentira continua, que no hace más que caldear los ánimos.
Al final hay dos realidades muy distintas, la que ven los dirigentes y élites económicas, y otra la de la población que observa sus influencia, cada vez más disminuida. Esto lleva a la desconfianza en un sistema democrático cada vez menos representativo a los ojos del pueblo, donde la impunidad de unos pocos es ya insultante, porque la justicia simplemente es inexistente.
Esto lleva a un posible escenario revolucionario o un líder mesiánico que lleva a situación extrema de difícil pronóstico. No me cansaré de decir que si no se ponen ahora mismo los mecanismos que puedan dar vuelta a la situación, las consecuencias pueden ser nefastas. Las siguientes generaciones no van a pagar por unos pecados originales realizados por sus antepasados, y no es porque será una acto de rebeldía, sino que tendrán bastante razón......

lunes, 4 de febrero de 2013

Soluciones macroeconomicas?

Últimamente estamos muy acostumbrados a las noticias de tipo económico, incluso el más reacio se esta convirtiendo en todo en un experto. Es como si hiciéramos un símil futbolistico, dentro de cada aficionado hay un entrenador, dentro de cada uno hay un economista. Y estamos cada vez más familiarizados con conceptos como el PIB (Producto Interior Bruto), la renta per capita, la balanza de pagos, el IPC (Índice de Precios al Consumo) y la más extendida últimamente que es la famosa prima de riesgo (El riesgo que tiene un país de no devolver sus deudas).
Hasta aquí todo muy correcto, es como retratar la situación de un país concreto o de una región del planeta, analizando sus variables económicas más importantes y así poder compararlas con otros países o zonas dentro del mundo financiero.
Este mapa de situación, no solo es peligroso, ya que últimamente están entre dicho muchas de las cifras que los diferentes países están facilitando a las autoridades internacionales (FMI (Fondo Monetario Internacional), Banco Mundial, OMC (Organización Mundial del Comercio), OCDE (Organización de Cooperación Internacional de países desarrollados), el G-7 (Las grandes potencias internacionales), y sobre todo los mercados financieros). Por lo que la fiabilidad de la economía de cada país cada vez esta más cuestionada, sobre todo por falsear datos de inflación, de balanza de pagos, etc, para dar una imagen al exterior atractiva, pero que no concuerda con la realidad social que se encuentran muchos países.
Es esta la razón por la que esas grandes cuentas, esos grandes números se olvidan de los pequeños detalles, no sólo económicos, sino que también sociales que encierran una realidad mucho más compleja para cualquier inversor extranjero.
Existen muchos oasis económicos que si escarvamos detenidamente podemos llevarnos grandes sorpresas, ya que no es tan fácil y sobre todo tan atractivo como lo hemos visto a priori, hablo de mercados como el de China, o los países emergentes, como Brasil, que sus datos macroeconomícas son espectaculares, pero a la hora de la verdad, su realidad social es  mucho más enrevesada y su nivel de consumo no es tan interesante como nos indican los grandes números.
Ahí es dónde empieza la gran preocupación al proliferar unos objetivos cada vez más especulativos para generar rentabilidad a corto plazo que la creación de negocios de futuro y de sostenibilidad. Y a mi entender, esa no es una solución valida para el crecimiento de los países, sino que haya indicios de que las inversiones beneficien a la mayor parte de la población, y sobre todo, para que no sirvan como una formula de enriquecimiento rápido para unos pocos, tanto autóctonos como foráneos, sino que se empleen para la comunidad.
Tampoco es factible la realización de economías nacionales basadas en enormes deudas contraídas con organismos internaciones, ya que ahogan la posibilidad de crecer y aumentar sus posibilidad de crecimiento y desarrollo, utilizando estas armas macroenómicas como formulas de control de países soberanos dentro de un tablero internacional. Sobre todo por el ansía de notoriedad y avaricia de muchos dirigentes, tanto políticos como empresarios en muchos estados.
No podemos esperar que la solución ante las dificultades de naturaleza económica se resuelvan con las grandes cifras, sino que hay que potenciar las pequeñas cifras como la capacidad de consumo, el índice de empleo, la confianza en la economía, cuenta de resultados de pequeñas y medianas empresas, índice de morosidad de la población, etc. Así podremos conseguir que las pequeñas cifras puedan convertirse en unas grandes cantidades más fiables.
Intentar que la mayoría de la humanidad pueda tener sus necesidades básicas satisfechas, aunque dicho objetivo, sea tal vez una quimera......

lunes, 14 de enero de 2013

La montaña rusa

Todos hemos estado en una montaña rusa, para algunos es algo muy divertido pero para otros es algo parecido a una tortura. Sobre todo por las bajadas tan pronunciadas y las vueltas que damos a grandes velocidades, nos dan unas sensaciones de peligro, que a la vez que tenemos miedo, también nos excitan y nos hacen sentir más vivos, algo parecido a los deportes extremos.
Sin embargo, hay otra montaña rusa mucho más diabólica, incluso más peligrosa que no la vemos ya que estamos montados en ella, me refiero a la atracción llamada economía. La cual estamos muy tranquilos cuando sube, pero cuando baja sentimos verdadero pánico y rezamos para que vuelva lo más rápidamente la siguiente subida. Por desgracia, ocurre al revés que una montaña rusa normal, las subidas las hacemos en muy poco período de tiempo, y sin embargo, las bajadas y curvas parecen que no tienen fin y a la mayoría caemos en la ansiedad.
Además de las crisis, estamos asistiendo a un frenesí en los mercados, porque cada vez los ciclos de los productos y servicios son mucho más cortos, y las empresas demandan tener unos beneficios a muy corto plazo. Perdemos la cuenta de cuantas versiones ha existido de Iphones, televisores, ordenadores, etc. Y a no ser que seamos un entendido, lo que se denomina en el argot, un "friki" nos mareamos al tener que cambiar cada vez y más rápido de esos productos y servicios. Por eso tenemos la sensación de estar siempre en una montaña rusa sin descanso de la cual no podemos para a reflexionar si estamos haciendo lo correcto, si es rentable o si nos va servir por un periodo de tiempo, y aunque podamos pensar un poco, enseguida nos lleva la siguiente bajada o cambio de dirección de la vagoneta y tenemos que adaptarnos más rápido a esa nueva situación.
Este consumismo sin freno ha topado con la realidad de una crisis, la cual se veía venir, y que ha hecho comprender a un gran número de clientes a replantearse las necesidades reales, sobre todo las empresas, a la hora de adquirir nuevos productos y servicios, resaltando la  tecnología y la gestión. Manteniéndose dentro de la permisividad de sus mercados, con maquinaría más antigua o más conocida, antes que enfrentarse a nuevas soluciones, las cuales requieren un gran esfuerzo, tanto en lo económico como en lo formativo. Por lo que esperarán a intentar rentabilizar o estirar más sus equipos antes de aventurarse en nuevas soluciones, que a lo mejor son muy rentables, pero al existir cambios tan bruscos, ya no lo son.
Un ejemplo son las televisiones, en menos que canta un gallo, es decir, menos de una década, hemos pasado de la tecnología de Plasma, Led, 3D, y ahora Smart Tv. Hay pocos bolsillos que puedan realizar cambios tan bruscos en tan corto periodo de tiempo. Una tecnología necesita tiempo para asentarse y poder integrase en el mercado, cierto es que la investigación va desarrollando los modelos, pero dudo que las empresas de televisión ya les sea tan rentable cambios tan bruscos, sino, tiempo al tiempo.
La prisas son malas consejeras, tanto para los clientes como las empresas, sobre todo si esos cambios vienen más por estas últimas. Al final, la decisión soberana la tendrá el consumidor, que por fuerza mayor, y sino hay una salida rápida al actual escenario económico, hará caso omiso de compras impulsivas o de moda, ya que tendrá que decidirse en usar sus recursos en compras más importantes para el día a día........

jueves, 3 de enero de 2013

Poker económico

Casi todos sabemos jugar al poker o hemos oído hablar del juego. Sobre todo cuando apostamos nuestro dinero y vemos que por una carta perdemos o ganamos, y muchas veces nos retiramos y vemos que el contrario tenía peor mano, pero nos ha ganado de farol. Es un juego de inteligencia en el cual intentas engañar al contrario y ver los engaños de los contrarios, por este motivo vemos muchas veces a los jugadores con gafas oscuras para no delatarse.
En la economía continuamente se esta jugando al poker, las empresas y los gobiernos van apostando a que tienen una buena mano, a veces ganan y otras pierden, algunos son profesionales y tienen la paciencia suficiente y al final arruinan al contrario. Es un continuo juego de engaño en que demuestro que soy grande y solvente y después se observa que iba de farol. O sencillamente cuando un buen jugador hace una apuesta fuerte los demás se retiran porque no pueden igualarla, o ven demasiado arriesgado seguir adelante.
Pero, últimamente estamos viendo un juego aún más peligroso, el cual, a cualquier jugador le gustaría participar. Consiste en lo siguiente; yo apuesto, pero si pierdo no pasa nada porque no era mi dinero, era dinero público, pero si gano, me lo llevo a un paraíso fiscal. Después, cuando se demuestra la trampa, el dinero que se debe de verdad no aparece y pagan aquellos que ni siquiera participaban en el juego. Eso han hecho los mercados financieros y los gobiernos, apostando enormes sumas de dinero y las ganancias se han esfumado, pero las deudas no hicieran más que crecer. Y como no eran, ni son, los responsables del dinero que hay en juego, lo normal es que sea acusado y además no se les va a imputar delito alguno, y si fuera así, saldría rentable porque las condenas son de chiste en relación al acto cometido, porque si, soy "el poderoso". Incluso se ha llegado a indultar tales acciones, demostrando la desigualdad que existe ante la ley.
Es una forma de poder explicar la actual situación de la economía mundial, donde unos pocos siguen jugando a las cartas con el destino del mundo, sin importarle demasiado las consecuencias para el resto de la humanidad.
Antiguamente el mundo era un tablero de ajedrez, dónde los mandatarios jugaban a crear y derrocar imperios a lo largo de la geografía mundial, como los imperios Romano, Árabe, Español, Inglés, etc. Sin embargo ya no hay imperios reales, son imperios virtuales, donde se compran y venden los destinos de muchos países con sencillos faroles de poker. Porque el pobre paga las perdidas, y las ganancias se las llevan los ricos y poderosos. Cambia el tipo de juego, pero al final el resultado es el mismo.....