Aunque vivamos en las
ciudades, todos sabemos la importancia
de la agricultura y de la ganadería, porque sencillamente, sería complicado poder subsistir al día a día.
Todos necesitamos alimentarnos y sobre todo, tener la seguridad de las
suficientes provisiones para los días,
meses, incluso años venideros.
También sabemos que
dichas acciones, no se hacen de la noche
a la mañana, se necesita tiempo, planificación, y aunque no nos guste, del capricho de la madre naturaleza, la
cual puede ser caprichosa, para lo bueno, y para lo malo.
He aquí que el progreso
humano, ha conseguido de alguna forma
burlar o engañar a las inclemencias del tiempo, utilizando medios alternativos
como los famosos viveros, los cuales pueden producir todo el año, a gran escala, sin importar las temporadas y
eludiendo indirectamente las sequias. De este modo, se garantizan las cantidades necesarias para poder abastecer a cada
vez más consumidores que necesitan alimentarse en nuestro mundo.
En la economía, ha
existido un símil parecido,
sencillamente la bonanza económicas y las crisis, podrían ser explicadas por las reacciones de la naturaleza
económica, en un sentido u otro. Y en muchas ocasiones, sobreviene una gran
tormenta, como un conflicto bélico, que
lleva al traste toda la cosecha que existía. Y no hay más remedio que empezar desde cero. Porque no solo ha
de recuperarse la tierra para poder sembrar, sino esperar un tiempo para que la misma dé sus frutos.
Algo que puede ser un drama, ante la inmediatez
de los afectados que exigen satisfacer sus necesidades.
Pero también han
aparecido unos viveros financieros,
los cuales quieren obtener unos frutos, sin tener que depender de factores externos que pueden limitar sus acciones.
Todos sabemos que los mercados financieros, juegan a un juego aparte, con reglas diferentes. Sin embargo, su
incidencia en la sociedad es tan evidente,
que cualquier error o traspié, trae grandes consecuencias.
Sin embargo, no estamos
libres del todo de los cambios naturales
que pueden ocurrir a nuestro alrededor. Los viveros, necesitan riego y tierra para poder funcionar, pero si se sobrexplota dichos recursos, de nada
serviría lo anteriormente comentado si perdemos lo esencial. La tierra necesita
su tiempo, sino, como todos los recursos, se
quedará agotada.
El dilema es si podemos
tener la paciencia necesaria para
que esos recursos puedan recuperarse o administrarlos sabiamente para evitar su
desaparición, porque de nada nos sirve que
todos queramos plantar árboles, si la tierra
no es lo suficientemente fértil, ni tenemos el riego para mantenerlos.
Se nos presenta esta
gran incógnita. ¿Cómo podemos seguir
teniendo un crecimiento para poder tener una economía saneada, cuando la
sociedad esta tan debilitada? Recordemos que las economías dependen de las personas, como las cosechas de las propias
plantas…….