Últimamente vemos que los
precios de la luz no hacen más que subir sin descanso, cada día supera el
registro anterior y todos nos preguntamos el porqué, el dónde o el como
hemos llegado a esta situación, mientras tranquilamente vemos la televisión,
usamos el ordenador o cargamos el teléfono móvil.
Acostumbrados a un confort de
tenerlo todo a mano, todo con gran comodidad, incluso todo el mundo habla de
los coches eléctricos, pero después de la gran pandemia nuestra realidad se
ha visto tambaleada, se ha visto perturbada por algo que solo lo veíamos en películas
apocalípticas, o de ciencia ficción; cuando aparecían zombis por todas
partes, que surgieron por tal ejercito depravado o empresas que por pura codicia
se pasaron de vueltas.
Y justo ahora que todos
somos verdes, ecologistas y pensamos en el medio ambiente, todos preocupados
con el cambio climático, pero no pasa nada, ahí tenemos a las renovables, a
los molinos de viento, a las placas solares, y todo nuestro mundo garantizado. Teníamos
toda la energía disponible, sin tener remordimientos de conciencia, de
poder seguir con nuestras comodidades, trabajando desde casa, a causa del COVID
19.
De repente, nos dicen que el
gas está por las nubes, que la producción de electricidad no es suficiente,
que se ha encarecido porque hemos de acudir a las antiguos formulas
contaminantes, como el carbón, el petróleo y el gas, ya que el oriente,
con China a la cabeza, juntamente con los compañeros de la India, a los cuales
les dimos con la globalización la responsabilidad de ser la gran fabrica del
mundo, resulta que ambos al producir barato, no les interesan las
renovables, o tecnologías que a corto plazo no son tan rentables.
Nos hablan de un apagón, porque
existe el peligro de que no se pueda satisfacer toda la demanda, que no
hay electricidad para todos, que incluso podría durar días, o semanas. Volver a
la edad media, aunque sea temporalmente, como si el confinamiento hubiera
sido solo un ensayo para los que nos viene. Ahí nos ocurren las preguntas
de porque nuestros dirigentes no han previsto esta situación, el porque no han
invertido en planes de contingencia, por qué descartar la energía nuclear
e invertir en como aprovechar sus residuos.
Sin embargo, aparece otro apagón,
y no es solo energético, sino de la propia sociedad, la cual, por seguir una
huida hacia adelante, ha querido correr más de la cuenta, ha querido vender
la piel de un oso, el cual no estaba ni mucho menos cazado. Posiblemente
hemos llegado a un ocaso, a un apagón de nuestra sociedad, porque no parece
que sepamos a donde vamos, a donde nos dirigimos, a donde va nuestro futuro.
También, pensar que esta nueva
situación, solo sea un punto de inflexión hacia una decisión transcendental
de nuestra civilización, ya que decidamos, lo que decidamos, hipotecaremos
el futuro de las siguientes generaciones. En nuestra mano estará que
herencia les dejaremos, porque estaremos a pensar en nuestro bienestar a corto
plazo, dejar los cimientos de una estabilidad para los años venideros. Estamos
siendo protagonistas de algo importante en la historia de nuestra
humanidad, sin embargo, en mi opinión, no soy optimista con el nivel
de liderazgo de los dirigentes actuales. Solo nos queda ser además de actores,
espectadores de como terminará este capitulo que estamos viviendo, o simplemente,
el apagón hará que todo se interrumpa.