Cuando se habla d o de las revoluciones, siempre esta el factor ideológico como arma fundamental en la en las guerras motivación de los contrincantes, da lo mismo que argumentos se esgrimen, como religiosos, étnicos o políticos. Al fin al cabo sin esas proclamas, ciertas o no, no existiría el arrojo suficiente para entrar en combate, o dar la vida por ese ideal.
Algunos lo pueden llamar fanatismo, o incluso manipulación populista, pero cuando esta en juego la integtidad de tu nación, tu familia y sobre todo tu futuro, el problema toma un cariz distinto. No es lo mismo invadir o ser invadido. Todos pensamos que los talibanes en Afganistan son unos fanáticos islamistas, que entre otras cosas, denigran a la mujer. Pero el afgano de a pie solo ve que continuamente tropas extranjeras se encuentran en su territorio y les dicen lo que tienen que hacer y decir. Evidentemente, el rechazo de la población es notorio, haciendo más fuerte al que utiliza el rol de salvador. Lo que hace que un lobo se disfraza de cordero.
Pero eso no es lo más preocupante, sino la sensación de la comunidad, del soldado de que no tiene nada que perder, y eso lo hace muy peligroso e impredecible. Y esto es lo que actualmente estamos viendo. Generaciones cada vez más desesperadas por un presente deprimente y un futuro bastante negro. Por razones que no solo son injustas para esa población, sino que no entienden porque han de pagar por los pecados de otros.
Observan que su nivel de vida se va deteriorando día a día, y no se ven alternativas, ni rápidas, ni satisfactorias a sus necesidades; no entienden que después de generaciones pasadas, las cuales a base de sacrificios y muchos esfuerzos, alcanzaron un gran nivel de vida que pudiera garantizar un futuro a sus herederos, no entienden que tanto estudio, esfuerzo, solo sirvan para que se exija cada vez más atributos para un simple empleo, cuando muchos de los mandatarios ni siquiera tienen un mínimo de nivel de inglés. No entienden que las decisiones se les plantean bajo un idioma técnico y complicado, para que realmente no se comprenda cuales son realmente esas decisiones, con la sospecha que hay más improvisación que otra cosa, ya que los desmentidos y cambios de timón son constantes. Lo que lleva a un ambiente de mentira continua, que no hace más que caldear los ánimos.
Al final hay dos realidades muy distintas, la que ven los dirigentes y élites económicas, y otra la de la población que observa sus influencia, cada vez más disminuida. Esto lleva a la desconfianza en un sistema democrático cada vez menos representativo a los ojos del pueblo, donde la impunidad de unos pocos es ya insultante, porque la justicia simplemente es inexistente.
Esto lleva a un posible escenario revolucionario o un líder mesiánico que lleva a situación extrema de difícil pronóstico. No me cansaré de decir que si no se ponen ahora mismo los mecanismos que puedan dar vuelta a la situación, las consecuencias pueden ser nefastas. Las siguientes generaciones no van a pagar por unos pecados originales realizados por sus antepasados, y no es porque será una acto de rebeldía, sino que tendrán bastante razón......
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