Todas las naciones que existen en el planeta tierra, son en si mismas una marca que representan muchas cosas: sus personas, sus empresas, sus costumbres, su historia, su política, sus relaciones con los países vecinos y sobre todo el peso que tiene dentro del panorama internacional.
En un principio solo se pensaba en una cuestión diplomática, es más, en la antigüedad solo existían ciudades, tales como Roma, Cartago, Constantinopla, etc. Pero paulatinamente las ciudades fueron uniéndose en regiones o provincias y a partir de finales de siglo 19 se terminaron de constituirse países como Italia, gracias a Garibaldí y Alemania, gracias a Otto von Bismark, como culminación de los grandes imperios dominantes en Europa. Hoy en día seguimos con unificaciones más o menos exitosas como la Comunidad Europea o el Mercosur, y otras que irán saliendo paulatinamente en el futuro.
Lo importante es que un producto o un servicio ya va ligado a un país, en el cual se fabrica o se ofrece tal oferta, dónde la demanda tendrá una mayor confianza dependiendo del origen de lo que quiere consumir. Si compramos un electrodoméstico alemán no tendrá la misma percepción si lo comparamos con uno similar de fabricación china. Y es posible que la calidad sean similares en ambos, pero el cliente no tiene la misma apreciación, ya que el chino ha de ser más asequible, simplemente porque asumimos que es de inferior calidad.
En este sentido, podemos entender esta correlación desde un punto de vista positivo o negativo, pero es el país en si mismo el que ha de realizar un gran esfuerzo para que la imagen del mismo sea la más positiva posible; por lo que las naciones con una trayectoría más estable y seria, tendrán una mejor proyección internacional, por el contrario, sembrarán una gran desconfianza, la cual es muy complicada erradicar.
Es sin duda, el líder de las marcas nación, los Estados Unidos de América, ya que continuamente hacen una enorme campaña de su historia, estilo de vida, costumbres, etc, a través de películas, series de televisión y espectáculos en general, transmitiendo una imagen idílica de sociedad, la cual ha conseguido que se imite o se envidie en todo el globo. De hecho el idioma internacional es el inglés ya las marcas más globalizadas del planeta son norteamericanas, las cuales no dudan a apoyarse en modelos y personajes famosos del propio país.
Otras naciones han empezado a trabajar este concepto de marca, intentando posicionar diferentes atributos en los posibles clientes de otros países: como ya hemos hablado de la calidad alemana, la elegancia italiana, la precisión suiza, la clase francesa, la alegría española, el trabajo japones, la economía china, etc. Son ejemplos de como identificamos a los productos de determinados países y muchas veces es complicado erradicar esos estereotipos que representan a esas empresas en el extranjero. Porque los tópicos son muy importantes a la hora de evaluar un país o un mercado, ya que un español piensa que su país es algo más que los toros, un brasileño sobre los carnavales, un argentino sobre el tango, un thailandes sobre el turismo sexual y otras muchas connotaciones negativas que son dificiles de erradicar, lo que conlleva un enorme esfuerzo para poder vender fuera del país.
Si a esto lo unimos que siempre percibimos que nuestros productos son de peor calidad que los venidos de fuera, nos depreciamos como marca, ya que muchas ocasiones devaluamos el producto nacional, el cual, en muchas ocasiones, no tiene nada que envidiar al venido de fuera. Pero esto también es responsabilidad de los dirigentes políticos de cada país, que no solo consiguen la desconfianza internacional, sino la de sus propios ciudadanos. Un ejemplo lo tenemos en España, que después de un largo periodo de dictadura política y una transición democrática, estamos descubriendo que hay empresas lideres mundiales, éxitos deportivos, tanto individuales como colectivos, destacando el turismo a nivel mundial, siendo un referente en explotar el país como reclamo como destino de vacaciones con más de 40 millones de turistas al año. Vemos que por la mala gestión política y situación económica, la reputación esta siendo seriamente mermada, lo cual repercute negativamente a la hora de negociar con otras empresas de otras naciones, al sembrar dudas sobre nuestra fiabilidad.
Este es motivo por el cual se el debe de exigir a los dirigentes una máxima seriedad y responsabilidad de sus acciones, ya que están muchas cosas en juego, sobre todo a nivel internacional. Como se suele decir: "la confianza se tarda mucho en conseguirla, pero se puede perder en un instante.".....
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