Este fin de semana se ha realizado en Suiza, un referéndum para decidir si se aplica
un cupo para la entrada de trabajadores de la unión europea en su
territorio. Y el resultado ha sido
afirmativo, es decir, solo una cantidad
preestablecida podrá trabajar en las empresas suizas.
Este resultado no ha gustado excesivamente a la
unión europea, ya que va en contra del espíritu
del tratado, pero hay que resaltar que Suiza no está inscrita en la misma,
aunque tiene lazos importantes con dicha organización.
Sin embargo, cuando hablamos de flujos migratorios,
no encontramos con altos índices de hipocresía
cuando los distintos países afrontan
estos problemas, porque sabemos, algunos por experiencia propia, que muchas
economías se apoyan en mano de obra
barata para realizar trabajos de baja cualificación pero teniendo a un gran
número de ciudadanos autóctonos, recibiendo subvenciones por parte del estado.
También los trabajadores, son un recurso en sí, que
en algunos sectores hay un déficit de
profesionales, sin embargo, en otros sobran candidatos. Por lo que, es
necesario importar talento (en Brasil se necesitan profesionales
altamente cualificados), y en otras ocasiones hay un excedente del mismo (este mismo perfil, en España, está emigrando a otros países). Y con la actual
globalización, los países desarrollados han enviado la producción de productos y materiales a regiones donde el coste
laboral es mucho más bajo, y donde existe un gran número de trabajadores de
baja cualificación (India y China).
Quizás, la decisión de los suizos se haya motivado por el aluvión de emigrantes en los países del
sur de Europa, con altos índices de desempleo, por lo que se ha agravado
aún más el problema de luchar por un
puesto de trabajo, se han visto que este aumento de competencia ha fulminado los salarios. Por esta
razón, los ciudadanos suizos, no quieren que con la entrada de profesionales de otros países, haga que sus
rentas bajen en picado, lo cual verían amenazada
su alto nivel de vida.
Los flujos migratorios han sido una constante en la historia de la humanidad,
porque el clima y las circunstancias hacían
necesario la búsqueda de nuestras tierras, nuevos lugares para poder seguir adelante y dar un futuro a las
generaciones venideras. El mañana no será distintito, sobre todo por los cambios en el clima, los
conflictos regionales e internacionales. Pero las sociedades son cada vez más complejas, sus necesidades son más apremiantes. Se exigen resultados cada vez a más corto plazo, en un escenario cada vez más competitivo, en donde la competencia está más percibida como una
amenaza, que en un estímulo.
Al final, es más un problema de organización en cada
sociedad, la cual ha de satisfacer
primero sus propias necesidades, e intentar que otros países impulsen la formación para que sus ciudadanos puedan optar a
una mejor calidad de vida. Aunque, en un
mundo en cual las diferencias sociales son tan grandes, es un dilema de muy difícil
solución.
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