Una vez caído el muro de Berlin, empezó una nueva era, tanto en lo económico como en lo social. Ya no había dos bloque antagónicos, rivalizando en todas las cosas para ver quien ganaba una locura de guerra, bajo las amenazas de una guerra nuclear. Porque la Europa del Este no pudo contrarrestar el enorme gasto militar, cuando la población pasaba grandes penurias.
Después de un pequeño periodo de incertidumbre, los Estados Unidos se convirtieron en los grandes líderes mundiales, siendo el nuevo imperio sobre la tierra, pero el dominio ya no tendría porque ser militar, el económico es mucho más importante, y las grandes empresas empezaron a pensar en el concepto de poder vender sus productos y/o servicios a todo el mundo.
Sin embargo, había que salvar el gran problema de los costes de producción, ya que la mano de obra occidental era y es menos competitiva que la oriental, unido a la gran diferencia de población de ambas latitudes, y mayor porcentaje de público objetivo, se decidió trasladar la gran parte de la producción a países como: China, la India, Vietnam, etc.
Hoy en día, la casi exclusiva fabricación de cualquier producto, es de China, ya que el coste laboral es muy bajo y al ser los precios en occidente mucho más altos, el negocio estaba claro. Ahora bien, sabemos que la estabilidad económica de los países se basa en sus rentas per capitas, o lo que es lo mismo, que una buena porción de la población sea de clase media, algo que en estos países productores es muy deficitaria.
Este cambio de política económica ha llevado a una destrucción de empleo en algunos países occidentales, que se han visto obligados a cambiar su modelo económico a comercializar sobre todo servicios, al no ser competitivos en productos agrícolas y industriales principalmente. Sin tiempo apenas para reaccionar, se ha pasado a una especulación y a una artificial forma de generar recursos, que ha hecho que esas economías, paulatinamente hayan tenido que endeudarse para mantener los niveles de consumo.
Ahora se nos plantean dos grandes problemas: por un lado los países productores han de consumir gran parte de su producción, porque gran parte de occidente no tiene suficiente liquidez, ni crédito para seguir comprando dicha producción. Y los países consumidores, para poder recuperarse, han de empezar a volver a producir para generar riqueza que haga resurgir la bonanza económica.
De esta manera, habría suficiente clase media para poder soportar y dar continuidad a ambos mercados, aunque no es tan sencillo llegar a este escenario. Por una parte, para que China y otros países productores puedan consumir, se tendrían que subir los costes laborales, lo que haría el negocio menos rentable, sobre todo si no se han amortizado las inversiones realizadas, pero algo se ha de hacer por las enormes diferencias sociales que están apareciendo en dichos países. Por otro lado, en occidente tendría que haber un proteccionismo o restricciones para que esos productos, la mayoría chinos, fueran más caros, y así ser más competitivos los productos autóctonos, una decisión que me temo que se tendrá que tomar a tenor de el gran empobrecimiento de la calidad de vida occidental.
Al final, es posible que vuelva a ver dos grandes superpotencias que compitan entre si, al ser imposible que exista un mercado único para todo el globo. Sencillamente porque cada país y cada persona tiene una filosofía de de vida totalmente distinta.........
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