jueves, 12 de junio de 2014

La cosecha



Aunque vivamos en las ciudades, todos sabemos la importancia de la agricultura y de la ganadería, porque sencillamente, sería complicado poder subsistir al día a día. Todos necesitamos alimentarnos y sobre todo, tener la seguridad de las suficientes provisiones para los días, meses, incluso años venideros.
También sabemos que dichas acciones, no se hacen de la noche a la mañana, se necesita tiempo, planificación, y aunque no nos guste, del capricho de la madre naturaleza, la cual puede ser caprichosa, para lo bueno, y para lo malo.
He aquí que el progreso humano, ha conseguido de alguna forma burlar o engañar a las inclemencias del tiempo, utilizando medios alternativos como los famosos viveros, los cuales pueden producir todo el año, a gran escala, sin importar las temporadas y eludiendo indirectamente las sequias. De este modo, se garantizan las cantidades necesarias para poder abastecer a cada vez más consumidores que necesitan alimentarse en nuestro mundo.
En la economía, ha existido un símil parecido, sencillamente la bonanza económicas y las crisis, podrían ser explicadas por las reacciones de la naturaleza económica, en un sentido u otro. Y en muchas ocasiones, sobreviene una gran tormenta, como un conflicto bélico, que lleva al traste toda la cosecha que existía. Y no hay más remedio que empezar desde cero. Porque no solo ha de recuperarse la tierra para poder sembrar, sino esperar un tiempo para que la misma dé sus frutos. Algo que puede ser un drama, ante la inmediatez de los afectados que exigen satisfacer sus necesidades.
Pero también han aparecido unos viveros financieros, los cuales quieren obtener unos frutos, sin tener que depender de factores externos que pueden limitar sus acciones. Todos sabemos que los mercados financieros, juegan a un juego aparte, con reglas diferentes. Sin embargo, su incidencia en la sociedad es tan evidente, que cualquier error o traspié, trae grandes consecuencias.
Sin embargo, no estamos libres del todo de los cambios naturales que pueden ocurrir a nuestro alrededor. Los viveros, necesitan riego y tierra para poder funcionar, pero si se sobrexplota dichos recursos, de nada serviría lo anteriormente comentado si perdemos lo esencial. La tierra necesita su tiempo, sino, como todos los recursos, se quedará agotada.
El dilema es si podemos tener la paciencia necesaria para que esos recursos puedan recuperarse o administrarlos sabiamente para evitar su desaparición, porque de nada nos sirve que todos queramos plantar árboles, si la tierra no es lo suficientemente fértil, ni tenemos el riego para mantenerlos.
Se nos presenta esta gran incógnita. ¿Cómo podemos seguir teniendo un crecimiento para poder tener una economía saneada, cuando la sociedad esta tan debilitada? Recordemos que las economías dependen de las personas, como las cosechas de las propias plantas…….

lunes, 19 de mayo de 2014

El Vietnam económico.



Todos hemos visto alguna vez películas sobre la guerra de Vietnam, tales como: Platoon, La Colina de la Hamburguesa, La Chaqueta Metálica o la más famosa, Apocalipsis Now. Todas relatan el conflicto que empezó 1959 y terminó en 1975.
Fue una guerra que tuvo muchos detalles importantes, sobre todo para la primera economía de mundo, Estados Unidos, sobre todo al ser una de más severas derrotas que ha tenido en toda su historia. Una humillación de la primera potencia del mundo, ante un pueblo del sudeste asiático, aunque estaba apoyado por China y la URSS.
Pero también fue una escenificación de una lucha entre David y Goliat, o lo que podemos decir que el débil pude ganar al más fuerte, simplemente utilizando las estrategias y tácticas para poder ganar.
Los generales vietnamitas, supieron casi enseguida, que era imposible enfrentarse a un ejército enorme y bien armado, por lo tanto habría que llevar la contienda al terreno más favorable, a la selva, a los poblados. Donde solo pueden combatir pequeños grupos de combatientes, usando trampas y técnicas guerrilleras. Usando artimañas psicológicas, ante unos soldados jóvenes, los cuales no sabían muy bien que hacían ahí.
En la economía también pasa algo parecido, porque cada país, cada empresa, sabe cuáles son sus armas, sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Ha de saber, obviamente los campos de batalla más propicios para generar mercado, donde encontrar clientes, a corto, medio y largo plazo, con el objetivo, en la mayoría de las ocasiones, asestar un duro golpe a sus competidores.
Puede que la crueldad no sea tan manifiesta, ni tan clara, pero tampoco se juega limpio en los conflictos económicos, ni tampoco se respeta a las víctimas inocentes que caen en medio de la batalla.
En los últimos tiempos, hemos visto un caso similar a la guerra de Vietnam, al observar el gran crecimiento de los países asiáticos, China en particular. Al lograr con éxito, que gracias a la globalización, llevar a su terreno a la economía mundial.
Los países occidentales no pueden competir con los bajos salarios de estos países, los cuales producen a muy bajo coste, atrayendo de esta manera a casi todas las empresas del mundo para producir sus productos y obtener grandes márgenes, y sobre todo la tentación de poder tener como clientes a un tercio de la población mundial (China es el país más poblado del mundo).
Los países desarrollados (USA y UE, sobre todo), han visto que han armado a un enemigo, el cual será complicadísimo superar, ya que hemos aceptado sus propias reglas de juego. Esto ha desembocado en un empobrecimiento de las clases medias, las cuales han perdido sus rentas al llevarse las empresas sus factorías a países como China, la India, y paradójicamente (entre otros) a Vietnam.
Sin embargo, la guerra se perdió en Estados Unidos, al existir un gran rechazo a un conflicto, más político que económico, dónde jóvenes norteamericanos perdían sus vidas. Hoy en día, esa pasando algo parecido, ya que la población europea y norteamericana, no entiende porque ha de sufrir unas carencias, las cuales han sido provocadas por la codicia de unos pocos.
Al final los representantes políticos se dan cuenta de que las pérdidas son muchos mayores que las ganancias, tienen a una ciudadanía cada vez más indignada y mucho más desconfiada, lo cual empiezan a sufrir las consecuencias en las urnas. Las grandes empresas observan que el consumo se ha debilitado y las ventas en esos países no han sido lo esperado, al ser un régimen excesivamente burocrático, opaco y relativamente poco rentable, ya que las rentas son bajas en oriente, y han descendido en occidente.
En definitiva, aparentemente se ha vuelto a perder otra guerra de Vietnam, lo que no es del todo seguro, es saber quiénes han sido realmente los vencedores de la contienda, aunque estoy convencido, que el ciudadano, de ambas partes, no está entre ellos.

martes, 6 de mayo de 2014

"Comfortably Numb"



Una de las mejores canciones del grupo británico Pink Floyd, la cual podríamos traducirla como: “Confortablemente adormecido/entumecido”, sin embargo, personalmente su significado sería más como: “Confortablemente insensible”.
Porque nuestra sociedad se ha acostumbrado a no querer ver, no querer saber lo que ocurre en otros lados del globo, es más, nos molesta que nos pongan imágenes de niños desnutridos o edificios derruidos. Nos perturba observad la pobreza, la desnutrición, las enfermedades, incluso las catástrofes naturales.
Aunque lo peor no es que las observemos, sino que ya no nos afectan, las vemos como algo irreal, como si fueran una película y lo hacemos a propósito porque no queremos vernos en esa situación, pensamos egoístamente que mejor a ellos y que no me pase a mí. Intento aislarme en mi propio mundo, mi burbuja de autoprotección, incluso pago para tener esa seguridad. En algunos casos, se puede llegar a pensar que son una raza diferente, algo totalmente ajeno a nosotros.
Ahora bien, nos ha tocado una crisis económica brutal, ahora vemos esas imágenes cada vez más cerca, la podemos ver directamente con nuestros ojos. Lo que pensábamos que no nos iba a pasar, empieza a pasarnos, creemos que es una pesadilla, que será un mal sueño pasajero.
Lamentablemente el tiempo pasa, y ya nos damos cuenta de que ese mal sueño, es la propia realidad. Descubrimos que vamos cambiando nuestras costumbres, nuestros hábitos, y sobre todo nuestras preferencias. Protestamos porque han luchado nuestros antepasados y nosotros mismos para evitar que nos sucediese esto, sin embargo hemos confiado que nuestros líderes nos protegerían.
Lo gracioso, es cuando nos tropezamos con algunas personas, que anteriormente las observamos “Confortably Numb”, nos comentan que no es para tanto, ya que ellos llevan toda su vida en crisis. Están más adaptados que nosotros a estas circunstancias, sencillamente porque creíamos que nunca nos llegaría a pasar.
Ahora nos damos cuenta, de que aquello que vemos en la pantalla del televisor, nos puede llegar a ocurrir, al mirar por nuestra ventana. Sencillamente porque ya no somos invulnerables a los acontecimientos que pasan en este mundo. No nos importan las guerras o las muertes de otras personas mientras no sean las nuestras.
Desgraciadamente, lo que le ocurre a tu vecino puede ocurrirte a ti, simplemente porque ya ha sucedido antes y lo más probable es que se repita el pasado. Lo único que podemos hacer es tener memoria para no volver a cometer los mismos errores. A intentar que todos tengamos unas metas y unas razones para luchar. Ayudar y ser ayudados. Sin embargo, creo que los líderes de nuestra civilización, no parece que piense igual, o rápidamente olvidan cuáles son sus responsabilidades.

lunes, 21 de abril de 2014

¿Volverán los imperios?



Después de la semana santa, las televisiones y los medios de comunicación, nos han recordado el sufrimiento, que tuvo que padecer Jesús en la cruz. Algunos, con algo de rigor, nos aleccionaban sobre las circunstancias de aquella época para que podamos entender las reacciones, y sobre todo las decisiones, cuyo final todo sabemos. Sin embargo, hemos de entender que en aquellos tiempos, Roma dominaba el mundo conocido.
Por esta razón, la historia de la humanidad  siempre no han relatados de imperios y ejércitos que ejercían su influencia en la zona, bien por intereses estratégicos, aunque en la mayoría de las ocasiones, las batallas obedecían a la pura codicia de los propios protagonistas. No olvidemos que lo más importante son las rutas comerciales y los recursos naturales, cuyo control garantiza  no solo riqueza y estabilidad, sino, sobre todo el poder.
A diferencia de los imperios antiguos, hoy en día, sus hegemonías no son tan alargadas en el tiempo. Por ejemplo, los árabes estuvieron más de 8 siglos (dominando la península ibérica), actualmente, lo podemos medir en décadas. Pero la gran controversia está en las formas de control que se tiene sobre los enemigos y la población. Se usan medios más sutiles, más maquiavélicos para conseguir subyugar a los habitantes de las zonas ocupadas. Ya no son suficientes los conceptos de patria, tierras, o naciones, porque los campos de batallas ya no se limitan a unas líneas en el mapa, hay otros campos de batalla lejos de los ojos de la mayoría de la gente, pero también recibimos las sus consecuencias, aunque sea virtual.
Observamos como unas decisiones en un parquet de una bolsa puede hacer que nos quedemos sin trabajo, o que nuestro país tenga duras restricciones económicas, o simplemente que una fuerte subida de una divisa afecte a los precios de los alimentos, y sobre todo a mi renta.
El interrogante, es saber quiénes son los dominadores de estos nuevos imperios, de estas nuevas formas de control. Estamos habituados a las fronteras, a los tanques, a las trincheras, a las batallas, etc.;  podríamos vislumbrar al enemigo, conocerle y aprender a poder vencerlo, prever sus movimientos, especular con las consecuencias. Al fin  al cabo, la historia de la humanidad es un relato de diferentes batallas o guerras encadenadas  con algunos intervalos de treguas o periodos de paz, aunque siempre se terminan, al cometer los mismos errores, que hacen volver el egoísmo y la avaricia de alcanzar el poder de la forma más rápida.
Ahora, supuestamente vivimos en un periodo de paz, pero siempre con el corazón en un puño, con el miedo en el cuerpo de que en cualquier momento pueda saltar por los aires este frágil estado de bienestar, y posiblemente este sea el nuevo imperio, la nueva forma de dominación. El temor a perder nuestras libertades  muy probablemente es el causante de que las estemos perdiendo.
Porque poco a poco, no somos dueños de nuestros destinos, nos decimos a nosotros mismos que vivimos en democracia, aunque cada vez somos menos protagonistas de las decisiones que se toman, pero sí que lo somos de sus consecuencias.
Posiblemente, los nuevos imperios no necesiten las armas o el terror de la guerra para esclavizarnos, sencillamente, dándonos o quitándonos la comida de la boca, lo estén consiguiendo…..

lunes, 31 de marzo de 2014

El síndrome de Estocolmo.



Según el FBI, define el síndrome de Estocolmo: como una reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro, o una persona retenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad, y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Se debe, principalmente, a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador.
Paradójicamente, este reacción la estamos teniendo todos en relación a la crisis que nos está afectando, sencillamente porque aceptamos bien o mal esa situación, incluso con alto grado de conformismo, asintiendo las razones que ese secuestrador nos va notificando, incluso nos ponemos de su parte o les damos la razón, aunque lo más sorprendente es como algunos de sus rehenes se convierten en sus más acérrimos soldados, pero nunca serán tratados como tales, pues su trabajo es vocacional.
Nos han comentado que hemos sufrido una crisis financiera, y este mercado financiero ha de ser el primero que ha se ser rescatado, mientras los demás tenemos que esperar pacientemente nuestro turno, sin embargo, todos sabemos que ha sido estos mercados uno de los responsables de la actual situación.
La mayor parte de la responsabilidad, en mi opinión, ha sido de los dirigentes políticos, los cuales, no solo han mirado hacia otro lado, sino que han potenciado políticas económicas que han mermado ostensiblemente a las clases medias. Y eso ha sido posible por la gran influencia de las grandes multinacionacionales y las empresas financieras en la política en general. Aprobando leyes comerciales y laborales que pudieran facilitar sus objetivos, disminuyendo los costes y sobre todo minimizando los riesgos. De esta forma, la rentabilidad estaría asegurada.
Por otro lado, la clase política ha creado un sistema blindado, el cual le asegura una cómoda situación a la hora de dar explicaciones, no solo a la justicia, sino a los ciudadanos en general. No hablo de las inmunidades, sino en fallos judiciales que merman la confianza en los pobladores, los cuales crean una sensación de que estos disponen de total impunidad para delinquir. También existe la supuesta legitimidad en una democracia, con unos comicios para elegir a los que ellos han de representar, ya que en muchos países concurren con listas cerradas (por lo que solo han de rendir cuentas a su propio partido), y el pueblo solo puede intervenir, generalmente a cada cuatro años en la mayoría de los países, a sus representantes, los cuales solo les preocupan en qué posición están o estarán las listas electorales.
Esto hace que la clase política tenga supuestamente secuestradas a las instituciones y a las fórmulas para elegir a los representantes de la ciudadanía. Ya que al estar cómodamente instalados en unos puestos, los cuales aparentemente no tienen que dar explicaciones ante los resultados obtenidos.
Por este motivo la población se encuentra atrapada y tiene, no solo la revelación, sino la certeza de encontrarse desamparada, ya que nadie puede defender sus intereses, porque está agotada de recibir promesas, las cuales indudablemente no se llegarán a cumplir.
Pero ha sido este síndrome de Estocolmo, lo que ha hecho que la mayoría de los habitantes del mundo haya aceptado esta situación, viendo como paulatinamente iban perdiendo sus derechos, sus rentas e incluso la posibilidad de protestar ante una situación cada vez peor, porque en ellos está pesando la responsabilidad de salir adelante.
La gran preocupación es, que si las soluciones no vienen desde arriba, muy probablemente vengan desde abajo, porque lo peor que le puede pasar a cualquier persona es darse cuenta que ya tiene poco que perder. Y ese despertar repentino y violento del síndrome de Estocolmo, puede ser de imprevisibles consecuencias……….