lunes, 31 de marzo de 2014

El síndrome de Estocolmo.



Según el FBI, define el síndrome de Estocolmo: como una reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro, o una persona retenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad, y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Se debe, principalmente, a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador.
Paradójicamente, este reacción la estamos teniendo todos en relación a la crisis que nos está afectando, sencillamente porque aceptamos bien o mal esa situación, incluso con alto grado de conformismo, asintiendo las razones que ese secuestrador nos va notificando, incluso nos ponemos de su parte o les damos la razón, aunque lo más sorprendente es como algunos de sus rehenes se convierten en sus más acérrimos soldados, pero nunca serán tratados como tales, pues su trabajo es vocacional.
Nos han comentado que hemos sufrido una crisis financiera, y este mercado financiero ha de ser el primero que ha se ser rescatado, mientras los demás tenemos que esperar pacientemente nuestro turno, sin embargo, todos sabemos que ha sido estos mercados uno de los responsables de la actual situación.
La mayor parte de la responsabilidad, en mi opinión, ha sido de los dirigentes políticos, los cuales, no solo han mirado hacia otro lado, sino que han potenciado políticas económicas que han mermado ostensiblemente a las clases medias. Y eso ha sido posible por la gran influencia de las grandes multinacionacionales y las empresas financieras en la política en general. Aprobando leyes comerciales y laborales que pudieran facilitar sus objetivos, disminuyendo los costes y sobre todo minimizando los riesgos. De esta forma, la rentabilidad estaría asegurada.
Por otro lado, la clase política ha creado un sistema blindado, el cual le asegura una cómoda situación a la hora de dar explicaciones, no solo a la justicia, sino a los ciudadanos en general. No hablo de las inmunidades, sino en fallos judiciales que merman la confianza en los pobladores, los cuales crean una sensación de que estos disponen de total impunidad para delinquir. También existe la supuesta legitimidad en una democracia, con unos comicios para elegir a los que ellos han de representar, ya que en muchos países concurren con listas cerradas (por lo que solo han de rendir cuentas a su propio partido), y el pueblo solo puede intervenir, generalmente a cada cuatro años en la mayoría de los países, a sus representantes, los cuales solo les preocupan en qué posición están o estarán las listas electorales.
Esto hace que la clase política tenga supuestamente secuestradas a las instituciones y a las fórmulas para elegir a los representantes de la ciudadanía. Ya que al estar cómodamente instalados en unos puestos, los cuales aparentemente no tienen que dar explicaciones ante los resultados obtenidos.
Por este motivo la población se encuentra atrapada y tiene, no solo la revelación, sino la certeza de encontrarse desamparada, ya que nadie puede defender sus intereses, porque está agotada de recibir promesas, las cuales indudablemente no se llegarán a cumplir.
Pero ha sido este síndrome de Estocolmo, lo que ha hecho que la mayoría de los habitantes del mundo haya aceptado esta situación, viendo como paulatinamente iban perdiendo sus derechos, sus rentas e incluso la posibilidad de protestar ante una situación cada vez peor, porque en ellos está pesando la responsabilidad de salir adelante.
La gran preocupación es, que si las soluciones no vienen desde arriba, muy probablemente vengan desde abajo, porque lo peor que le puede pasar a cualquier persona es darse cuenta que ya tiene poco que perder. Y ese despertar repentino y violento del síndrome de Estocolmo, puede ser de imprevisibles consecuencias……….

3 comentarios:

  1. Si en este momento alguien vive una situación crítica profesional y económica, mirar el entorno y la situación asusta demasiado. Y más, cuando se ha intentado casi todo y las posibilidades de mejora no llegan. Entiendo perfectamente la unión que se puede crear a este síndrome, y como bien se dice...de imprevisibles consecuencias.

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    1. Ese es el problema, nos hemos acostumbrado al dicho: "lo tomás o lo dejas", resignandote a que debes de renunciar a tus metas, o buscar otras alternativas. Y no porque no tengas experiencia o aptitudes, sencillamente estamos en un escenario que nos han impuesto, no el que nosotros deseabamos. Lo malo serán si las nuevas generaciones quiera acatar las situaciones que se les presenten....

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  2. Muy bueno y muy claro.

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