sábado, 10 de noviembre de 2012

Reflexión sobre la ciencia

Todos sabemos la importancia que tiene el saber, los descubrimientos. Es parte de la propia naturaleza humana el hacerse preguntas, el tener curiosidad para saber de donde vienen y a donde, que son y por que son, y sobre todo, porque suceden las cosas y como podemos prevenirlas.
Siempre hay un lado positivo y otro más bien negro en las utilidades de la ciencia, me refiero la rama bélica del ser humano, la cual siempre ha buscado la máxima efectividad, de como se puede aniquilar más rápidamente al prójimo. Recordemos la imagen de cualquier explosión atómica y nos daremos cuenta hasta donde puede llegar el ser humano a destruirse a si mismo, ya que menos le importa aniquilar todo lo demás.
Curioso es saber que para esta parte de la ciencia, siempre ha habido fondos y sobre todo creatividad para descubrir nuevas armas. Cierto es, aunque nos disguste, el carácter guerrero del Homo Sapiens, viene desde los principios de los tiempos. Hay una frase de Enstein que lo dice todo: "No sé como será la Tercera Guerra Mundial, pero sé que la Cuarta será con palos y piedras". Lo que nos da una clara visión pesimista del ser humano.
Otro handicap en el mundo científico, no es otro que problema financiero y sobre todo los intereses mercantiles que conlleva todo descubrimiento. Recordemos que desde hace dos siglos, la humanidad se ha desarrollado de forma vertiginosa, ya la ciencia, no sólo genera adelantos al bienestar a la raza humana, también grandes beneficios a las empresas que los comercializan. No tengo nada que objetar sobre la cuestión, soy un profesional del marketing y creo que todo esfuerzo merece ser recompensado, las empresas quieren beneficios de sus inversiones. El problema viene el uso ético de ciertos avances y de usos de los mismos. Pensemos en el gran poder que resulta tener un avance o lo que es peor, el parar por razones económicas y estratégicas, inventos favorables, tanto para el hombre, como para el medio ambiente. Hay patentes controladas por grupos energéticos, que no desean que salgan a la luz, porque sencillamente les arruinaría el negocio. Sin embargo, lo más deplorable, es uso de la fatalidad ajena para hacer  negocio. No solo usando a cobayas humanas, que si bien es cierto, son consentidas, no hay nada que objetar. Pero se han realizado experimentos nucleares y médicos, sin consentimiento de la población, lo cual, aunque haya sido probado, no ha sido lo sufiencientemente condenado.
También, existen estudios interesados por grupos comerciales, para promocionar o desligitimar, un tipo de producto, un invento o sencillamente alguna teoría científica, y no sólo por razones económicas, sino reacciones de envidia o de egos humanos, ya que es evidente que es más fácil desautorizar y criticar que aconsejar y motivar, aunque no sea este en el camino correcto.
Me refiero a una corriente científica, que si bien utiliza la duda metódica de Descartes, la cual nos indica que hay que dudar de todo, se utiliza una negación de todo aquello que no corresponda con el orden establecido, o simplemente sea algo extraño. Porque es más fácil desconfiar de los desconocido, que intentar averiguar e investigar de lo que se trata.
Para finalizar, la ciencia nos ha servido para abrir los ojos y ser más avanzados tecnológicamente, para lo bueno y para lo malo, pero se detecta cierto conservadurismo o resistencia a los cambios, como por ejemplo, cuando saltó la noticia que unos neutrinos habían superado la velocidad de la luz, lo que más me llamó la atención fue el feroz ataque a la noticia, parecía más una reacción religiosa que científica. En parte, observo cierta comodidad en alguna facción de científicos, pero también los hay algunos locos que son, como a lo largo de la historia, los que consiguen descubrimientos que harán cambiar a la humanidad.

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