miércoles, 4 de marzo de 2015

Los robots no compran



En los últimos tiempos, hay una obsesión por los costes laborales en todo el mundo. Incluso ya se está hablando de la próxima revolución, que será la robótica, la cual ya se utiliza en muchos sectores, sobre todo en el automovilismo, donde realizan tareas repetitivas con absoluta perfección.
Sabemos que la rapidez y la precisión son vitales a la hora de realizar la construcción y/o fabricación, incluso en sitios remotos o peligrosos para cualquier ser humano. Por lo tanto, las ventajas son más que obvias, ya que no hay que abonar salarios, no hacen huelgas, no hacen descansos, y sobre todo, no se van de vacaciones.
Sin embargo, estas ventajas son a todas luces a corto plazo, porque destruiría muchos puestos de trabajo, porque ya no serían rentables. Aunque, paradójicamente, los salarios son parte esencial del circuito económico, sin ellos, gran parte de la población carecería de la suficiente renta para consumir los productos y servicios que necesitan, y las empresas tendrían la situación de, no solo de tener menos costes, sino de la facturación que obtienen a través de sus ventas. Sin entrada de dinero, es imposible generar beneficios.
También se apreciaría otro gran dilema, porque gran parte de los impuestos directos e indirectos se gravan a los trabajadores. Si estos no tienen salarios, los estados no podrían recaudar, por lo tanto, no sería posible optar a los servicios mínimos que la sociedad necesita.
Una solución sería gravar económicamente con impuestos a los robots, como si fueran sus sueldos y esto serviría para obtener los recursos necesarios para mantener a la población, y a la vez, que puedan seguir consumiendo, y de este modo las empresas seguirían facturando, y por lo tanto, seguir siendo rentables.
El problema, será cuales serían esos recargos por usar esta nueva tecnología, porque habría que establecer los límites, porque a nadie se le escapa que estos cargos supondrían un coste, que en algunos países serían más competitivos usando mano de obra humana.
Por otro lado, sabemos que una sociedad totalmente subvencionada, no sería positiva, al no tener que realizar esfuerzo alguno para obtener los sueldos necesarios para sobrevivir, además de aumentar las diferencias sociales.
El progreso, en definitiva, trae consigo sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Hemos de ser lo suficientemente inteligentes para saber cómo se van implantar dichos avances y saber adelantarse a los acontecimientos. Ya tenemos experiencias, tales como la revolución industrial, la cual hizo cambiar a la sociedad. Nada volvió a ser como antes, y tampoco los será en la próxima revolución. En nuestras manos estará la responsabilidad de no caer en los mismos errores. Aunque, en mi opinión, siempre solemos cometerlos.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Low Cost: "¿Los negocios del futuro?"



Hace unos años se empezaba a ver negocios que se llamaban: “todo a cien”, era cuando todavía existía la peseta en nuestras vidas. La idea era que podías encontrar artículos cuyo precio no superaban esa cifra. Más adelante, con el euro, se cambió al “todo a un euro”, ya que se percibía como de igual valor o precio.
Pero poco a poco, empezaron a aflorar negocios, los cuales se bautizaron como: “los chinos”. Establecimientos dónde supuestamente podrías encontrar, a muy bajo precio, cosas interesantes, sin embargo, la calidad no es su punto fuerte. Y ya es parte del paisaje urbano de nuestros barrios, y en muchas ciudades del mundo.
A partir de 1985, en Dublín, se fundó una aerolínea que cambiaría el concepto de los viajes en avión. Se llama Ryanair, y podríamos llamarla “como los chinos de las líneas aéreas”, proponiendo unos precios muy baratos para viajes de corta duración, no solo en viajes por España, sino en toda Europa. Pensemos que un vuelo de Madrid a Alicante o Madrid a Dublín, podría costar más de 200€ en cualquier compañía, sin embargo, solo has de pagar unos 70 si eliges esta empresa irlandesa.
La reacción no se hizo esperar, sobre todo con un público, al cual no le importaba la comodidad, pero si el precio; y si te cobran por ir en avión, igual que si fueras en autobús, elegirías con los ojos cerrados. Aunque, para ser honestos hay algo de gato encerrado, ya que una vez en vuelo, no hay descanso en ofrecer una gran gama de productos al pasajero.
Y este concepto de negocio no es único, ya hay cervecerías, bancos, seguros, peluquerías, abogados, dentistas, moda, electrodomésticos, muebles, coches, telefonía, restaurantes, etc. Casi todos los sectores están implantando este sistema de negocio, pero el interrogante es porque proliferan. Y puede haber muchas respuestas, aunque hay una por encima de todas. LA CRISIS.
El tiempo de los sueldos altos o de los negocios boyantes, y sobre todo los empleos para toda la vida, ya son parte del pasado, de ayer mismo, pero ya es historia y probablemente no vuelva a ocurrir. Por lo tanto, hemos de decidir o mejor dicho, priorizar los gastos, lo que supone buscar opciones más baratas al disponer de menos renta.
No hay más alternativa de sacrificar algo la calidad o renunciar a la fidelidad de la marca, optar por alternativas que se ajusten al presupuesto, y no solo las familias, las empresas también. Este cambio de comportamiento hace que las compañías busquen una marca que satisfaga este tipo de necesidad, creando marcas de bajo coste para seguir manteniendo a la clientela.
Esto lleva al paradigma, que lo que hay que conseguir es vender, facturar. Al ser los precios más bajos, lo serán los márgenes, por lo tanto, hay que conseguir llenar los aviones, los restaurantes, los hoteles, etc., al máximo. Por lo que se necesita una campaña de comunicación muy agresiva. También, hay que calcular los costes al milímetro, con el fin de conseguir la rentabilidad lo antes posible.
Las ofertas de calidad no desaparecerán, pero tendrán menos clientela, y será complicado que todas ellas puedan acceder o vivir del mismo mercado, ya que la mayoría optará, o ha sido obligada a elegir el precio como la única alternativa, con la esperanza de que vengan tiempos mejores.

martes, 27 de enero de 2015

La rebelión de las ovejas



Los resultados de  las elecciones en Grecia han resultado ser, no ya sorprendentes, pero si diferentes en el escenario europeo. No porque no haya sido esperado, más bien porque era temido, sencillamente porque podría ser un punto de inflexión, no ya para el pueblo griego, sino para toda Europa.
No cabe duda que los errores cometidos, tanto en la UE (unión europea), como en el resto del mundo (globalización), han llevado a una situación cada más insostenible, a una clase media que ve cómo ha ido perdiendo poder adquisitivo, ha visto como el sistema financiero se ha lucrado antes y después de la crisis, pero son ellos los que han de pagar las facturas (pasadas y futuras). Y esto no es nuevo en el viejo continente, ya hemos visto a través de la historia episodios similares.
Pero, una frase indudablemente desafortunada, realizada en el congreso de Davos (donde se encuentras los representantes del mercado financiero), la cual decía: “Hay que educar a la gente a votar bien”. Mi primera reacción fue de sorpresa, ante tal afirmación, ya que demuestra una falta de respeto por la voluntad popular.
Las consecuencias aún están por aparecer, pero no culpemos a los ciudadanos por elegir otras alternativas, ya que el actual sistema político no solo, no ha evitado la crisis, sino que rescatado al sistema financiero responsable de la misma, y sobre todo, de imponer duras condiciones de austeridad a la población. He leído a más de un financiero argumentar que si bien las decisiones eran y son injustas, no había, ni hay otras alternativas.
El inconveniente, es sin duda que existe un sistema democrático, y la ciudadanía, por lo menos tiene el medio del voto para demostrar, su opinión. Las ovejas, tal y como las conocemos, suelen ser dóciles, obedientes, incluso manejables. Siempre y cuando, tengan el alimento y la seguridad necesaria. Aunque las ovejas no pueden comunicarse y mostrar su descontento, las ovejas humanas, sí. Y si el pastor, no realizar bien su trabajo, existe la posibilidad de elegir a otro, cada cuatro años.
Sin embargo, las ovejas humanas se han percatado que los pastores que han ido pasando, en realidad han hecho un nefasto trabajo, y da igual del color que tuvieran la camisa. Por lo que se han decantado por una tercera opción. No por ser la mejor, sino como protesta a la gestión de los anteriores responsables, los cuales han llevado al rebaño a esta situación extrema.
Esto unido, que cuando cada vez se tiene menos que perder las decisiones son más radicales. Porque hay que romper el círculo vicioso existente, no solo para un futuro inmediato, sino para las generaciones futuras.
Europa, no pide, sino exige un sistema que sea para y por la ciudadanía, que las personas estén por delante de las decisiones financieras. Se ha pasado por dos guerras mundiales y una guerra fría para conseguir un sistema de bienestar. Y por culpa de unos líderes irresponsables, impulsados más por ambiciones personales, tanto políticas, como económicas, han desembocado en la situación actual.
El pueblo, siempre tendrá su veredicto, sus exigencias, su forma de país, nación o comunidad que quiere. Cada vez es más anecdótico los referéndums populares, para pedir permiso a la ciudadanía, sobre cualquier tema. Todo se traduce a un debate político en un parlamento, cada vez más alejado de la realidad social.
Las ovejas, han decidido que desean otro tipo de vida, que quieren que se haga las cosas como ellas desean. Para ello, trabaja, paga impuestos y sobre todo, vota. Y como en el mundo empresarial, si un líder no sabe hacer su trabajo, es reemplazado por otro. No sabemos si será peor o mejor, pero necesitamos un cambio. Si la clase política no es capaz de entender el mensaje, y sobre todo, no es capaz de cambiar la tendencia., se votará en consecuencia, ya que es la única fórmula de expresión que le queda al pueblo.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Globalización contra el populismo.



Últimamente, sobre todo en España, estamos observando un aumento de los casos de corrupción, no hay inocentes ya que aparecen de diferentes tendencias políticas, lo que ha llevado a incrementar aún más el grado de malestar de una sociedad, la cual ha de pagar las consecuencias de una crisis que se alarga demasiado en el tiempo.
La corrupción no es un hecho aislado de un solo país, de una cultura en concreto, es algo intrínseco  a la naturaleza humana, porque humano es caer en las tentaciones, sobre todo de índole económica. Para remediar estas debilidades, no es solo cuestión de saber elegir a las personas responsables, sino la de diseñar unos mecanismos de control para que esas irregularidades, aunque aparezcan, sean rápidamente denunciadas y enjuiciadas. Estamos hablando de una de las bases más importantes del juego democrático, el respeto al estado de derecho y a la imparcialidad de la justicia.
Sin embargo, cuando la clase política comienza a intervenir en dichas instituciones, nombrando a los responsables de las mismas, eliminando todo rasgo de independencia, llega la usurpación de las mismas como una parte más de los resortes del poder, consiguiendo, sin pudor alguno, actuar con casi absoluta impunidad, ya que lo ético tropieza con lo legal, al convertir lo no ético en normativa común, al ser aprobado políticamente. Se trata de la trampa extendida en los últimos tiempos: lo de ejercer o tomar decisiones que son poco o nada favorables a la ciudadanía, amparándose en una legalidad dictada por la misma clase política, es decir: se legisla y se ejecuta, sin miedo a la autoridad judicial.
Aunque el ciudadano apenas le importaría dicha situación, sino fuera por el escenario de penuria económica que padece. Ya que observa que ha de trabajar en peores condiciones, tanto económicas, como sociales, eso si no ha sido despedido.  Y cuando ve que los responsables de tanta desgracia, no solo siguen a sus anchas gestionando los recursos financieros, sino que todo el despendio que ha ocurrido ha de ser “rescatado” por las arcas públicas, lo que se traduce en un aumento de los impuestos, a la sufrida clase trabajadora.
El peligro que nos acecha ahora mismo, no es solo la bajada a los infiernos a causa de la crisis, aunque, como hemos visto anteriormente, unos pocos privilegiados, no solo no la sufren, sino que aumentan sus fortunas (han crecido las desigualdades sociales desde que comenzó la crisis), sino la aparición de salvadores de la patria, los cuales prometen resolver tales injusticias de la noche a la mañana.
Si hacemos una reflexión histórica, muchos héroes populares terminaron siendo aún peores que los problemas que pretendían resolver. Hablamos de Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, dictadores militares de América Latina, etc. Los ejemplos son numerosos, pero hay denominador común, la desesperación de la población ante la pérdida de su poder adquisitivo.
Como sabemos, la sociedad esta sostenida por una clase media, la cual es la más perjudicada por ambas situaciones, por un lado, ha de pagar los platos rotos de una crisis financiera, donde los responsables han desaparecido, o simplemente no van a ser enjuiciados por sus actos, y por otro lado, también ha de sufragar los gastos de las iniciativas populistas, las cuales se definen por subvencionar a las clases más bajas, pero sin molestar a las clases altas, por lo que todo recae en la misma parte de la población.
Al final, los ricos no suelen pagar impuestos, o no en las cuantías que deberían, y la pobreza, cada vez más extendida, carece de ingresos, por lo que tampoco podrá tributar al estado, ya que las ayudas, apenas podrán satisfacer sus necesidades.
La gran consecuencia de la globalización ha sido la de llevar a las clases medias al umbral de la pobreza, ya que sus ingresos, apenas llegan para hacer frente a sus pagos. Donde los salarios no hacen más que reducirse, pero los precios no hacen más que aumentar. Si a esto, unimos a la filosofía de los partidos populistas, los cuales solo consiguen empobrecer aún más el país, nos encontramos que ambas opciones, tienen una diabólica similitud, que no es otra que aumentar la pobreza en el mundo.
Por este motivo, solo nos queda una tercera vía, que no es otra que la de apoyar y promocionar la iniciativa de emprendimiento, la creatividad y el empuje de las clases medias, no solo con subvenciones, sino con apoyos para que se genere riqueza, a la vez que empleo. Sin embargo, necesitamos, que las instituciones, y la clase política, piense y actúe en el futuro de sociedad, no en mantenerse en el poder a cualquier precio.

lunes, 13 de octubre de 2014

El ocaso de los dioses.





 Como todos sabemos, el final de las religiones politeístas, es decir, la creencia de la existencia de varios dioses. Para responder a las siempre interrogantes que la humanidad se ha planteado, como el misterio del sol, la lluvia, la noche, el fuego, etc. Hasta que llego la ideología que todo habría sido obra de un solo dios, lo cual conmociono el mundo antiguo. Aunque ese cambio, en fondo, era más sencillo, al venerar a un solo creador, en vez de un sinfín de personajes, a los cuales hoy en día se les sigue dando culto en algunas zonas del mundo, como por ejemplo en la India.

En la economía, siempre ha existido diferentes escuelas o teorías, las cuales tienen sus devotos, defensores, incluso fanáticos, los cuales pueden llegar a defender sus tesis, como de si una religión se tratara.
Hasta ahora, parecía que eran dos las vías que más seguidores tenía, una basada en la economía planificada, y otra en la libertad de los mercados. Estas filosofías tan antagonistas tuvo su espejo en la llamada guerra fría, que no era otra cosa que el gran conflicto que surgió en entre ambas, después de la segunda guerra mundial.
Cada una defendía sus argumentos con los resultados en la mano, utilizando cualquier medio mediático, deportivo o económico, para ridiculizar al rival. Aunque cada una de ellas, tenía sus virtudes y sus defectos. Y lo que empezó como una contienda intelectual, termino calando en todos los estratos de la sociedad, pero con la consabida manipulación de la información. Para que los mensajes fuera fácilmente entendidos para el resto de la población, tal y como se realizan en algunas religiones, que intentan facilitar o traducir los escritos de los libros sagrados, para poder ser asimilados por todos. Al final, hubo un vencedor, la linea liberal, la cual defendía, a grandes rasgos, que los mercados se autorregulaban, y en consecuencia la economía sería más justa, a la vez que estable. Sin embargo, al través del tiempo, hemos comprado que no es del todo así.
En estos últimos tiempos, la sociedad ha seguido progresando, y necesita que los mensajes se adecuen a la realidad, la realidad de los acontecimientos. Ya no sirven recetas adulteradas o digeridas para una mayoría. En gran parte por culpa de las nuevas tecnologías, las cuales pueden difundir las ideas y las reflexiones a cualquier lugar del mundo, y en cualquier momento.
Necesitamos ideologías realistas, creíbles, no enfocadas en el pasado, sino coherentes con el presente y sobre todo con visión de futuro. No ya como la consecuencia de una evolución intelectual, sino por la necesidad imperiosa de satisfacer a una población, cada vez más numerosa, de respuestas que se traduzcan con hechos. Ya no sirve (respetando todas las creencias), que los dioses o creadores hagan su voluntad y los demás tengamos que acatarlas. Somos nosotros los que en la mayoría de las ocasiones, directa o indirectamente, marcamos las líneas de nuestro destino.
No es de recibo que hoy en día, tengamos que sufrir las decisiones arbitrarias de una serie de dioses económicos, los cuales deciden más por su propio beneficio, en vez de satisfacer las necesidades de una sociedad, a las cuales prometieron defender.
Estos dioses, suelen alternarse en el poder, cada uno con un discurso diferente al resto, aunque, sospechosamente, obtienen parecidos resultados, o parecen responder a los mismos intereses.
Los habitantes, los ciudadanos, la humanidad en general, demanda dirigentes terrenales, los cuales no terminen endiosándose, y encerrándose en sus particulares olimpos. Necesitamos respuestas creíbles, y sobre todo, que también sean responsables de sus propios actos. Porque la humanidad continuamente ha luchado en nombre de dioses o deidades, pero inevitablemente hemos sido los de siempre, los que realmente ha sufrido las consecuencias......

lunes, 22 de septiembre de 2014

El basket económico

Hace casi una semana finalizó el mundial de baloncesto en España. Las mejores selecciones del mundo se dieron cita para ver quien era la mejor de este deporte, donde las favoritas estaban la siempre poderosa selección estadounidense y sobre todo la local, la española.
Los aficionados, entre los que me incluyo, estábamos ilusionados con que los anfitriones pudieran doblegar al poderoso equipo USA. Pero no pudo ser, en cuartos de final se entrometió la actual campeona europea, Francia. Pero, ¿porque ocurrió?. ¿Que es lo que fallo?.
Para poder entenderlo vamos a hacer un símil con la vida de un estudiante. La mayoría hemos pasado por la experiencia estudiantil, sabemos que hay que prepararse, o lo que es lo mismo, estudiar. Sin embargo, a algunos nos cuesta más que a otros, hay gente que en dos horas entiende y memoriza tranquilamente los conceptos, aunque generalmente eso les suele ocurrir a una minoría. Una vez que llegamos al examen, tenemos que rendir lo máximo en el escaso tiempo que disponemos para realizarlo, y muchas veces las preguntas parecen ciencia ficción, aunque hayas estudiado, pero ahí viene la capacidad de usar los conocimientos para aplicarlos de forma adecuada a las dificultades que se nos presenta, aquí entra sobre todo la creatividad y la capacidad de cada individuo. Por último, tendremos que explicarlo tal y como lo requiere el profesor, porque sino, podría no entender el mensaje y fracasaríamos.
El seleccionador español, no solo hay dudas de que no se preparó bien el partido; hay que recordar que el equipo español ya perdió hace un año contra su homologo francés, cuando el enfrentamiento empezó a ir mal se vio una nula capacidad de reacción, y no supo transmitir las ordenes pertinentes para cambiar el curso de los acontecimientos, pensó erróneamente, en que la improvisación les salvaría (como cuando en un examen esperamos que aparezca la Virgen y aprobemos la prueba, pero esta no suele aparecer). Al final se consumó el desastre y se volvió a tropezar con la misma piedra que hace un año.
En la economía ha sucedido igual, la famosa crisis, ya la hemos sufrido con anterioridad y puede ser que por una excesiva confianza, se hayan relajado los instrumentos de control o vigilancia para que no volviéramos a las andadas. Pero lo peor, sin duda, ha sido la nula reacción, no solo de los gobiernos, sino de los mercados, cuando la tormenta arreciaba. Sobre todo por la falta, o más bien, la nula comunicación con la población, que ha visto y ve atónita como es que sea la ciudadanía la que tenga pagar los platos rotos.
Sobre todo cuando se han observado decisiones apresuradas, más bien, improvisadas, o con recetas anticuadas, las cuales ya se han demostrado su ineficacia. Ya que nuestros dirigentes, tanto políticos como financieros, olvidan su papel de entrenadores, a la vez que su responsabilidad ante las consecuencias de sus decisiones.
El equipo campeón, no solo estuvo liderado por una leyenda del baloncesto universitario estadounidense, sino que consiguió preparar y combinar un equipo compensado, a la vez que competitivo. Implantó un juego en equipo, sin apenas figuras, en dónde cada uno sabía perfectamente lo que tenía que hacer y cuando hacerlo, ajustándose a las características del rival. Con una buena dirección, según como se iban desarrollándose los partidos.
Por ello, las claves del éxito están en: la preparación, la dirección y en la ejecución. Lamentablemente, elegimos o eligen (responsables financieros), no a los mejores entrenadores, sino a aquellos que piensan, que con un grupo de estrellas, jugando solos, todo irá como la seda...........

miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿Crisis o estafa?

A lo largo de la historia, la humanidad se ha enfrentado a multitud de dificultades de toda índole. Algunas han sido por razones naturales, como catástrofes o desastres medioambientales, también hemos sufrido epidemias y pandemias muy serías. Pero últimamente, las causadas por el hombre, desgraciadamente han tomado un mayor protagonismo, sobre todo en lo referente a conflictos bélicos, (desde los principios de los tiempos), pero causados, algunas veces, por crisis económicas. Sin embargo, las consecuencias de dichos conflictos han desembocado en grandes problemas para la economía mundial, a pequeña escala al principio pero de forma global en la actualidad..,. La razón más evidente es la interrelación de cada país dentro de la telaraña que se ha convertido la economía mundial, dónde nada ni nadie esta a salvo de las consecuencias de los crash que suelen azotar a los mercados financieros.
Casi siempre estos problemas venían relacionados con situaciones normales de los mercados: escasez de cosechas, aumento de la producción, descenso del consumo, etc. Situaciones que podían desembocar en hambrunas, e incluso conflictos bélicos. En la mayoría de los casos, no era un simple factor la que creara tal crisis, sino la unión de varias causas, que desembocaban en el mismo lugar y en el mismo momento, la tormenta perfecta, la cual descargaba con mayor o menor violencia.
En la actualidad, las crisis vienen causadas por los movimientos financieros, un mercado, aunque conocido hoy en día, en el pasado no tenía tanta repercusión en los mercados mundiales, hasta que llego el crash del 29. Una de las razones las encontramos en la necesidad de las empresas, gobiernos e incluso particulares, de financiarse rápidamente, y si es posible, en grandes cantidades. A cambio de ofrecer una rentabilidad, la cual, muchas veces, no se obtienen de una forma ética, aunque si legal.
¿Pero quienes dominan estos mercados financieros?¿ hay unos acontecimientos aleatorios, o hay un control sobre las acciones que se producen? Todos sabemos que hay una figura que se llama el uso de información privilegiada e los mercados bursátiles, información valiosa que nos permitiría vender o comprar acciones, sabiendo con antemano las reacciones del mercado, de ese modo adelantarnos a los competidores, no solo con el objetivo de obtener ganancias, también de dar un sonoro golpe a los mismos.
Obviamente, nadie tiene la obligación de endeudarse, nadie obliga a acudir a estos métodos de financiación. Sin embargo, el gran peso que han tenido los mismos, a la vez que las entidades financieras siempre pescan en aguas revueltas, nos hace llegar a escenarios muy peligrosos, los cuales aparecen por una nula vigilancia de los organismos que tienen que observar para que el precario equilibrio, que existe en dichos mercados, no se rompa.
Actualmente, muchos bancos han comercializado sistemas de financiación bastantes oscuros, los cuales han vendido a todo tipo de clientes. Productos ya no solo difíciles de comprender, sino de un riesgo muy alto, no solo para los clientes, sino también para los propios mercados. El afán de lucro desmesurado esta en la primera razón de estas acciones, unido a un mercado escasamente regulado; y como la mayoría de las cosas, muy por detrás de los avances de la sociedad en general. Cuando se ha intentado reaccionar, ha sido demasiado tarde.
Lo preocupante es que se sospecha que un pequeño grupo de personas y empresas, no solo tenían conocimientos de lo que pasaba, sino que sabía perfectamente el final que se acercaba. Y no solo se han obtenidos enormes beneficios, sino que las grandes pérdidas causadas, sobre todo a la ciudadanía, no solo no han sido recuperadas, sino que han de ser costeadas por las propias victimas del desastre, unido a que ninguno de los responsables ha sido juzgado por sus acciones.
No ha sido solo una estafa, sino que ha sido también un mal precedente, ya que el enorme poder que tiene el sistema financiero, el cual hay que reflotar a todo costa, incluso por encima de las necesidades humanas, nos hace pensar que este no ha sido más que un capitulo de un libro, el cual, aunque sea las circunstancias distintas, los hechos volverán a repetirse.
Lo peor que nos puede pasar al ser victima de un delito, el cual debo ser castigado, sin ser participe del mismo, veo que volverá a cometerse, y yo volveré a ser inculpado nuevamente, lo cual nos deja con una indefensión muy peligrosa.